No habiendo una escuela de presidentes, alguien debería dejar un instructivo sobre el sillón de Rivadavia para que cuando el tipo jura, caza el bastón y entra al despacho, sepa qué hacer.
No habiendo una escuela de presidentes, alguien debería dejar un instructivo sobre el sillón de Rivadavia para que cuando el tipo jura, caza el bastón y entra al despacho, sepa qué hacer.