David Cuperman, jugador del Hapoel Tel Aviv en Israel, compartió con Gol Caracol los momentos de angustia que vivió debido a los ataques de Irán. El colombiano relató cómo las alertas comenzaron a sonar en su celular, indicando que debía buscar refugio en una zona segura.

El jugador explicó que desde días anteriores se escuchaban rumores de posibles ataques. El lunes, su equipo jugó un partido a puerta cerrada, y el martes, tras un entrenamiento, tenían programado un evento en Jaffa para celebrar el Año Nuevo judío.

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Sin embargo, a las 6:30 p. m. recibieron la noticia de que el evento estaba cancelado y que debían regresar a sus casas. Las alertas en sus celulares les pedían que se quedaran en zonas seguras hasta nuevo aviso.

“Desde los últimos días se venía escuchando que algo podía pasar. Nosotros justo ayer (lunes) tuvimos un partido de la liga acá y el partido fue a puerta cerrada. Hoy (martes) en la tarde yo tuve entrenamiento a las cuatro y luego de eso teníamos justo un evento en la ciudad de Jaffa, en el estadio donde nosotros jugábamos. Teníamos un evento porque mañana (miércoles) se celebra acá el año nuevo en la religión judía, entonces teníamos un evento como todo el equipo. Nos iban a llevar allá una comida y luego cada uno para su casa”, señaló el ex Fortaleza.

Cuperman describió el miedo que sintió al recibir las alertas y cómo sus compañeros de equipo le explicaron la situación. Al llegar a su casa, otra alerta le indicó que debía entrar al cuarto de seguridad, un búnker que tienen los edificios en Israel.

Cinco o diez minutos después de llegar a su casa, Cuperman encendió el televisor y comenzó a ver las noticias. Explicó que tiene una aplicación en su celular que le notifica si hay un cohete en dirección a su ubicación, lo que le da tiempo para entrar al refugio. Además, mencionó que si hay un cohete en camino, suena una alarma en la calle indicando que deben buscar refugio.

En cuanto a su contacto con la familia, Cuperman relató que su prometida lo llamó por videollamada para tranquilizarse mutuamente. Luego, su padre, madre y hermano también lo llamaron para acompañarlo durante los 30 o 35 minutos que estuvo en el búnker. Su familia le preguntó si tenía comida, agua y si el celular estaba cargado, además de si escuchaba ruidos fuertes, de las intercepciones en el cielo o de los cohetes que caían en el país.

Finalmente, Cuperman expresó el miedo que sintió al estar lejos de sus seres queridos y enfrentarse a una situación tan peligrosa. A pesar de la angustia, se mantuvo en contacto con su familia, esperando que la situación mejorara.

En desarrollo…