Muchas empresas cerraron en la pandemia de Covid-19 y nunca volvieron a abrir (Foto: Bloomberg)
Muchas empresas cerraron en la pandemia de Covid-19 y nunca volvieron a abrir (Foto: Bloomberg) (Pablo E. Piovano/)

Durante la última década el universo empresario argentino registrado se achicó de forma considerable. Según datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, Argentina pasó de tener 577.218 unidades productivas en junio de 2014 a 538.304 en igual mes de este año, lo que da como resultado una baja de 38.914 establecimientos (7% menos).

Las estadísticas muestran que la retracción fue bastante pareja en todo el país, pero hubo algunas provincias que se destacaron por sus malos resultados. Para poder hacer una comparación equitativa, Infobae calculó la evolución de la cantidad de empresas por cada 1.000 habitantes en cada jurisdicción.

En 2014, el distrito con mayor cantidad de firmas activas en relación a su población era Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), con 44,38 empresas cada 1.000 habitantes. Le seguían Tierra del Fuego 21,31, La Pampa 21, Santa Fe 17,06 y Córdoba 16,63. En el otro extremo se encontraban Formosa 5,22, Santiago del Estero 5,73 y Jujuy 6,86 empresas registradas por habitante.

Diez años más tarde, en junio de 2024, CABA sigue siendo la jurisdicción con mayor cantidad de empresas cada 1.000 habitantes, pero con una relación menor (38,9). Le siguen La Pampa 17,7 y Santa Fe 14, que mejoraron su posición en el ranking, pero no por haber crecido, sino por haber caído menos que Tierra del Fuego.

En el fondo de la tabla todo sigue de la misma manera, con Formosa 4, Santiago del Estero 4,9 y Jujuy 5,4 por persona.

Lo llamativo, más allá del ranking en sí, es que todas las provincias perdieron empresas en relación al tamaño de su población, sin excepción.

Las que más perdieron fueron Tierra del Fuego (7,7 empresas cada 1.000 habitantes en la última década), CABA 5,5 y Mendoza 4,5. También bajaron significativamente: Santa Cruz en el equivalente de 4 por habitante y Neuquén 3,7, entre otras.

Principales causas

La desaparición de empresas en Argentina es un fenómeno que ha sido provocado por múltiples factores. A nivel macroeconómico, según el economista de Idesa, Jorge Colina, una de las principales razones fue la crisis cambiaria de 2018, que causó un impacto significativo en la supervivencia de muchas empresas. “La crisis de 2018 fue un golpe duro para las empresas”, afirmó, agregando que luego de este punto de inflexión, “la pandemia vino a profundizar la situación en un marco de inflación acelerada”.

Estos dos eventos fueron devastadores para el panorama empresarial argentino, en particular porque muchas empresas no pudieron adaptarse o resistir ante estos desafíos macroeconómicos.

La crisis cambiaria de 2018, primero, y la pandemia de Covid-19, después, fueron dos factores que provocaron cierres de empresas (Colina)

Luego, aseguró Colina, la inflación terminó por descapitalizar a las empresas. “Con la inflación alta las empresas se descapitalizan, y los empresarios, en vez de invertir en lo productivo, buscan refugio en lo financiero”, explicó, destacando la desincentivación que genera esta situación en la inversión en infraestructura y crecimiento. Las consecuencias no tardan en reflejarse en las estadísticas: el número de empresas cae porque se destruyen más compañías de las que se crean.

En términos de presión impositiva, Colina destacó la complejidad del sistema tributario argentino, mencionando específicamente el IVA, Ingresos Brutos y las tasas municipales como los principales obstáculos. “Ingresos Brutos y las tasas municipales son extremadamente dañinos, especialmente para las actividades industriales, porque son muy eslabonadas”, sostuvo, argumentando que estas actividades requieren de múltiples fases de producción, lo que incrementa el impacto negativo de la carga impositiva.

El economista sugirió una reforma que unifique los impuestos provinciales y municipales para que cada jurisdicción participe de la recaudación sin penalizar a las empresas productivas.

El economista Fausto Spotorno también abordó las causas de esta disminución en el universo empresarial argentino, contando que la relación entre la cantidad de empresas y el Producto Bruto Interno (PBI) es directa.

“La caída del PBI genera automáticamente una baja en el número de empresas”, afirmó Spotorno. En el período analizado (2014-2024) el PBI argentino tuvo una retracción del 3,6 por ciento.

Exportaciones metalúrgicas
La caída del PBI genera automáticamente una baja en el número de empresas”, afirmó Spotorno (Foto: Shutterstock)

“El retroceso en el PBI fue significativo incluso antes de la pandemia, pero la crisis sanitaria global destrozó un montón de empresas, en especial en el sector comercial, uno de los más vulnerables a la caída del consumo y las restricciones operativas que impuso la cuarentena”, continuó el especialista.

A nivel exportador, Fausto Spotorno dijo a Infobae que la implementación de retenciones y la crisis cambiaria golpearon con fuerza al sector, haciendo que muchas empresas exportadoras dejaran de ser competitivas en los mercados internacionales. “Este fenómeno comenzó mucho antes de la pandemia, hacia 2008 con la crisis del campo, y tuvo como consecuencia una caída sostenida en la cantidad de exportaciones argentinas”, detalló.

La implementación de retenciones y la crisis cambiaria golpearon con fuerza al sector, haciendo que muchas empresas exportadoras dejaran de ser competitivas (Spotorno)

El economista del Ieral (Fundación Mediterránea), Jorge Day, reforzó estos puntos, afirmando que la caída del consumo, la menor producción y el aumento en la presión tributaria han sido factores fundamentales para la desaparición de empresas. “El gasto público ha crecido de manera desmedida en los últimos 20 años, lo que derivó en una presión tributaria asfixiante”, resaltó en diálogo con Infobae.

“Además, el creciente problema de la ‘industria del juicio’ genera un entorno hostil para la creación y mantenimiento de empresas”, agregó.

Los expertos coincidieron en que el país enfrenta un contexto económico hostil, marcado por la caída del PBI, la presión impositiva y la volatilidad económica, que han dificultado la creación de nuevas empresas y acelerado la desaparición de muchas otras. “Sin un cambio significativo en las políticas públicas, que incluya una reforma impositiva y un entorno más propicio para la inversión productiva, es difícil prever un panorama positivo para el universo empresarial argentino en los próximos años”, analizó Day.

La realidad de las dos provincias más afectadas

Uno de los puntos más llamativos del informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo es el desempeño negativo de Tierra del Fuego y CABA, que lideran la destrucción de empresas en los últimos diez años.

En el caso de Tierra del Fuego, Jorge Colina sostiene que la provincia estaba muy protegida hasta 2014, pero al reducirse parte de esa protección, la economía local, que ya era poco productiva, sufrió enormemente.

“Cualquier ajuste en las condiciones impositivas o de comercio tuvo un impacto desproporcionado en la región”, explicó el economista. La pérdida de protección en sectores clave, como la industria electrónica, llevó al cierre de muchas plantas que antes se beneficiaban de exenciones y ventajas fiscales.

Para los economistas, CABA cayó por encima del promedio debido al gran número de comercios afectados por la recesión (Reuters)
Para los economistas, CABA cayó por encima del promedio debido al gran número de comercios afectados por la recesión (Reuters) (Agustin Marcarian/)

Por su parte, CABA, a pesar de seguir liderando en términos de cantidad de empresas por habitante, experimentó una fuerte caída debido a su alta concentración de empresas comerciales, que fueron las más afectadas por la pandemia.

“CABA se está concentrando cada vez más en los servicios, y las empresas nuevas prefieren instalarse en el conurbano”, agregó Colina. Las zonas del norte del conurbano, como Vicente López, San Isidro y Pilar, han atraído a muchas empresas que buscan estar más cerca de sus empleados, al tiempo que mantienen sus oficinas fiscales en la capital para aprovechar las ventajas impositivas que ofrece.

Fausto Spotorno coincidió en que “en CABA pegó fuerte la pandemia porque hay muchas empresas comerciales”, y destacó que en Tierra del Fuego el régimen especial que ha caracterizado a la provincia es una “cuestión particular” que podría haber contribuido a su caída.

Al igual que Colina, Spotorno cree que la reducción en los beneficios fiscales y aduaneros para la industria fueguina tuvo un impacto significativo en el cierre de empresas locales.

El caso de Neuquén y el norte minero

Otro aspecto que llama la atención es la falta de crecimiento del número de empresas en provincias como Neuquén, a pesar del boom de Vaca Muerta, o en el norte del país, donde la minería de litio ha ganado protagonismo en los últimos años. Según Colina, aunque puede haber habido un aumento en la creación de empresas en estas regiones, el impacto no ha sido lo suficientemente grande como para contrarrestar el número de empresas que se han dado de baja.

Llama la atención es la falta de crecimiento del número de empresas en provincias como Neuquén, a pesar del boom de Vaca Muerta, o en el norte del país, donde la minería de litio ha ganado protagonismo

Spotorno añadió que hasta ahora la mayor parte del desarrollo en estos sectores ha sido llevado adelante por grandes empresas, y que el efecto derrame que permitiría la creación de pequeñas y medianas empresas todavía está en una etapa incipiente.

“Cuando el proceso productivo empiece a madurar, es probable que aparezcan nuevas compañías”, concluyó, sugiriendo que en los próximos años podría verse un incremento en la cantidad de firmas en estas zonas.