Condenan a muerte a un hombre que torturó a una mujer hasta la muerte, haciendo pausas para fumar, antes de guardar el cuerpo en un congelador
Jennifer Gail Paxton fue una mujer en estado de vulnerabilidad asesinada brutalmente en un acto de violencia premeditado.

Jennifer Gail Paxton tenía 36 años cuando su vida fue brutalmente interrumpida en diciembre de 2019. Lo que comenzó como un acto de aparente generosidad, con la promesa de un refugio temporal, se transformó rápidamente en una pesadilla inimaginable. Paxton, una mujer que buscaba un lugar donde quedarse, encontró su destino en las manos de Sean Finnegan, de 52 años, y Rebecca Dishman, de 22, una pareja que convertiría su hogar en Oak Ridge, Tennessee, en el escenario de uno de los crímenes más atroces de los últimos años.

Lo que sucedió en ese apartamento, a lo largo de varios días de tortura y sufrimiento, revelaría la capacidad humana para el mal y complejidad de una investigación que intentó, durante meses, desentrañar la verdad detrás de la muerte de Paxton.

Un cadáver debajo de la cama

La investigación comenzó en agosto de 2020, cuando la policía de Oak Ridge irrumpió en la vivienda de Finnegan y Dishman. El cuerpo de Paxton, que había estado desaparecida durante ocho meses, fue encontrado en un estado de descomposición avanzada, escondido debajo de una cama. Los agentes habían recibido una pista que los llevó a registrar la residencia, donde descubrieron que el cadáver había sido congelado durante meses antes de ser movido. La escena era espeluznante: Finnegan y Dishman habían intentado deshacerse de cualquier evidencia limpiando con esmero el congelador y otras áreas de la casa.

Condenan a muerte a un hombre que torturó a una mujer hasta la muerte, haciendo pausas para fumar, antes de guardar el cuerpo en un congelador
Sean Finnegan, el autor de la tortura y el asesinato de Jennifer Paxton, en complicidad con su pareja, en Tennessee, Estados Unidos.

Las declaraciones de la mujer, quien se convirtió en testigo principal a cambio de una reducción de pena, resultaron fundamentales para esclarecer los detalles del caso. Confesó que ella y Finnegan habían atraído a Paxton a su apartamento bajo el pretexto de ofrecerle ayuda. Luego del asesinato, utilizaron productos de limpieza para borrar rastros de sangre y otros fluidos en la casa, en un intento por ocultar el crimen.

La confesión de la mujer incriminó a Finnegan y reveló la frialdad y premeditación con la que ambos perpetraron el asesinato. Dishman dio detalles sobre el vínculo entre ellos: había conocido a Finnegan en octubre de 2019 y su relación era sadomasoquista, amo-sirviente. Para diciembre, Paxton estaba ya secuestrada en la casa en la que la pareja vivía con la madre enferma de Finnegan.

Secuestro, torturas y una muerte lenta

El calvario de Jennifer comenzó en diciembre de 2019, cuando aceptó la oferta de Finnegan y Dishman de quedarse en su casa.

Paxton, de 36 años, era adicta a las drogas y estaba en situación de calle. A veces vivía con otras personas sin hogar en Knoxville, en un lugar de Merchants Drive que quedaba cerca del bar donde trabajaba Finnegan. El hombre comenzó a observarla, notó que Paxton ejercía la prostitución a cambio de drogas o dinero. Con esa excusa Finnegan llevó a Paxton a su casa de Fairview Road en Oak Ridge.

Condenan a muerte a un hombre que torturó a una mujer hasta la muerte, haciendo pausas para fumar, antes de guardar el cuerpo en un congelador
La familia de Jennifer habló con los medios de comunicación y subieron imágenes a sus redes sociales para informar sobre el caso.

En su desamparo, Paxton lo siguió sin saber que estaba cayendo en las garras de sus verdugos. Al llegar al apartamento, fue inmediatamente atacada, encadenada a una cama con un collar para perros y atada con bridas en las muñecas. Durante días, fue sometida a torturas físicas y psicológicas, negándosele comida. Finnegan la golpeaba con un bate de béisbol y la violaba repetidamente, mientras Dishman participaba en la brutalidad.

La violencia culminó con el asesinato de Paxton. Finnegan la estranguló con una cuerda, tomándose pausas para fumar mientras la asfixiaba lentamente. Posteriormente, mutiló el cadáver con ayuda de Dishman cortando partes de su cuerpo para que cupiera en el congelador, en bolsas de basura.

Los informes indican que la pareja había planeado el crimen con antelación, lo que se evidenció en la meticulosidad con la que llevaron a cabo las torturas y el asesinato. También tenían el congelador, donde la víctima permaneció durante meses, hasta que la policía finalmente descubrió el crimen.

"Rebecca Dishman"
Rebecca Dishman, cómplice que dio testimonio contra su pareja para negociar una reducción de pena.

El juicio de Finnegan culminó en una sentencia a la pena de muerte, tras la unanimidad de un jurado que no tuvo dudas sobre la culpabilidad del acusado. La magnitud del crimen, la evidencia presentada y la naturaleza premeditada del asesinato llevaron a la condena por inyección letal. Sin embargo, la ejecución podría tardar décadas en realizarse, debido a los extensos procesos de apelación y las suspensiones de ejecuciones que se han aplicado en Tennessee. A pesar de esto, el veredicto proporcionó a la familia de Jennifer Paxton un sentido de justicia y cierre, aunque las cicatrices emocionales del proceso judicial perdurarán.