San Sebastián (España), 20 sep (EFE).- La actriz Noémi Merlant (París, 1988), protagonista de la nueva versión de ‘Emmanuelle’, icono del cine erótico en los años setenta del siglo pasado, defiende que en 2024 una mujer no necesita estar enamorada para tener sexo.

«Creo que hoy en día es interesante tener mujeres que sienten placer y que buscan historias de sexo sin necesariamente sentirse enamoradas, eso antes no lo teníamos. Las mujeres tenemos derecho a tener sexo y placer y punto. El sexo no implica el amor y eso es parte de la libertad del personaje», dijo este viernes Merlant en la primera rueda de prensa del Festival de San Sebastián (norte de España).

La actriz reconoció que ‘Emmanuelle’ no es una historia de su generación y desconocía «absolutamente todo de ella», pero cuando la directora francesa Audrey Diwan le propuso dar vida a este personaje en una nueva versión de la película, oyó de todo a su alrededor.

«La gente me decía ‘oh, no dios mío, es demasiado peligroso, mira lo que le sucedió a Sylvia Kristel’ (la anterior protagonista). Y si la gente tiene tanto miedo, quizá significa que hay algo que hay que contar, ¿no?», consideró.

La cinta, que inaugura este viernes el 72 Festival de Cine de San Sebastián, cuenta con un guion basado en el mismo libro de 1959 que inspiró la primera ‘Emmanuelle’ escrito por la propia Diwan, con la ayuda de la directora y guionista francesa Rebecca Zlotowski, reconocida como parte de esa ola de cineastas que reaccionaron con carácter en apoyo del movimiento #MeToo.

Diwan, León de Oro 2021 de Venecia por su película ‘El acontecimiento’, asegura que este largometraje no es una revisión de la historia. No vio más de «veinte minutos» de aquella película en su momento y ya entonces pensó que «ella no era su público» objetivo.

Reconoce que, tras el encargo de los productores, le entró curiosidad y pensó que, después de ganar en Venecia, necesitaba ‘salirse se su zona de confort’.

«‘Emmanuelle’ era perfecta para eso -afirma-. Empecé a pensar en esta mujer y en su soledad, y así me sentía yo en ese momento», reconoce.

«Me pregunté, en primer lugar, como realizadora, si podemos seguir usando un lenguaje basado en esa clase de gramática cinematográfica; es decir, erotismo es lo que ocultas y lo que muestras a la vez, (…), todo el mundo tenía esa película en la cabeza (…) pero yo quería limitar el encuadre: entrar en la imaginación de las personas y que el público use su mente». dice.

La película, rodada como un enorme videoclip de promoción de un hotel de lujo, comienza de manera muy similar a la original, con una escena de sexo con un desconocido en el estrecho baño de un avión; a diferencia de Sylvia Kristel, la cara de Noémi Merlant cuando acaba transmite una profunda tristeza.

Pero el vuelo no va a Bangkok, sino a Hong Kong. La misión de Emmanuelle es buscar un motivo para que los dueños de la cadena puedan despedir a la directora, a la que da vida Naomi Watts.

Mérlant explica que Emmanuelle «es una mujer que sigue los dictados de la sociedad y no consigue placer, sino que hace que la gente esté satisfecha».

«Ella quiere conectar con su propio cuerpo, obtener su propio placer y dejar que todo lo demás fluya. Para mi tiene mucho sentido, tenía que liberarse», concluye.

Diwan va más allá: «Me preguntaba por nuestra relación con el placer, y no sólo el placer sexual, quería que nos preguntásemos cómo tratamos el placer en nuestra sociedad y cómo todo nos lleva a llegar a un clímax (…). Cuando se nos pide tanto, ¿nuestro rendimiento es el ideal?».

Con Mèrlant destacan en el reparto Chacha Huang, Jamie Cambell Bower, Will Sharpe y Antony Wong. EFE

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