Uno de los pilares para mantener cierto orden en el país ha sido la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), que se convirtió en un actor fundamental en el desarrollo de la seguridad y justicia del país desde su establecimiento en 1922.
Bajo la tutela del Ministerio del Interior, la PIP se consolidó como una institución esencial, enfocada en la investigación criminal y el apoyo técnico-científico a la justicia, estableciendo una base sólida para la investigación forense y la identificación de delincuentes.
Raíces históricas
El origen de la PIP se remonta a 1882 con la creación de la Sección Antropométrica en la Oficina Central de Policía de Lima. Este departamento empleaba el sistema de identificación del Dr. Alfonso Bertillon (basado en la antropología), un método innovador en su tiempo, aunque con limitaciones que fueron evidentes a lo largo de los años.
La implementación de la ficha dactiloscópica en 1914, bajo la dirección del Dr. Maximiliano González Olaechea, marcó un cambio crucial, sustituyendo el sistema de Bertillon y abriendo el camino hacia una metodología más precisa en la identificación de criminales.
En 1915, el Gabinete de Identificación fue creado bajo la administración del presidente Óscar R. Benavides. Esta oficina se dedicaba a modernizar el proceso de identificación utilizando el sistema dactiloscópico Vucetich, el cual permitió el registro de miles de fichas en poco tiempo. Este avance fue fundamental para establecer una base de datos confiable sobre delincuentes y otros actores relevantes para la seguridad pública.
La profesionalización
En 1922, la Reforma Policial bajo el gobierno de Augusto B. Leguía marcó un punto de inflexión con la creación de la “Escuela de Policía de la República”. Este nuevo organismo educativo estaba compuesto por tres secciones: una para oficiales, otra para la tropa y una especializada en investigación y vigilancia.
Con esta reforma, la Brigada de Investigación y Vigilancia fue instituida el 12 de octubre del mismo año, conformada por diversas secciones especializadas, entre ellas la protección presidencial y el control de extranjería.
Este esfuerzo por profesionalizar la investigación criminal en Perú se materializó también en la adopción del Sistema Dactiloscópico Olóriz Aguilera en 1924, durante la dirección del general Bernardo Sánchez Visaires y el inspector Ramón Pineda Estela. Este sistema fue crucial para incrementar la precisión en el análisis de huellas dactilares, ampliando las capacidades técnicas de la policía.
Por otro lado, el sacrificio de los agentes fue un recordatorio constante de los riesgos asociados a la labor policial. Uno de los incidentes más recordados ocurrió en 1927 con la trágica muerte del vigilante Daniel Zevallos Parra en Cusco.
Este suceso fue un reflejo del valor y la dedicación que los miembros de la PIP demostraban en su misión de mantener el orden y la seguridad en el país.
Evolución de la investigación criminal
El Cuerpo de Investigación y Vigilancia (C.I.V.), fundado en 1929, fue un cambio importante de la Brigada de Investigación, y supuso una reorganización estructural y normativa clave para el futuro de la investigación policial en el Perú.
Con el establecimiento de un ingreso formal mediante la Escuela de Detectives, el C.I.V. avanzó hacia la creación de un cuerpo profesionalizado, con una formación rigurosa de tres años.
La inauguración del Laboratorio de Técnica Policial en 1933, bajo la dirección del Dr. Carlos Ramírez Núñez, fue un paso vital hacia la modernización de las técnicas investigativas, integrando la ciencia en el proceso de resolución de crímenes.
Durante este periodo, las innovaciones en la investigación criminal se consolidaron, como la publicación del primer Boletín de Identificación y Policía Técnica en 1936 y la puesta en marcha del Laboratorio de Criminalística en 1937. Estas instituciones proporcionaron una base científica sólida para las investigaciones del C.I.V., elevando los estándares y capacidades técnicas del cuerpo policial.
Inclusión de la mujer
La incorporación de las mujeres en la policía de investigaciones fue otro hito importante. En 1955, se creó la Sección Preparatoria de la Policía Femenina del CIVI, marcando un paso significativo hacia la inclusión de género dentro de las fuerzas policiales.
En mayo de 1956, el ingreso oficial de un grupo de 40 mujeres fue un avance notable para la equidad dentro del cuerpo policial, asignándoles funciones de protección infantil, investigación y otros roles críticos.
PIP: Una nueva identidad
En 1960, el CIVI fue renombrado como la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), consolidando su rol dentro del Ministerio de Gobierno y Policía. A lo largo de la década de 1960, la PIP se distinguió no solo a nivel nacional, sino también internacional, al integrarse a INTERPOL en 1963.
Esta conexión fortaleció su colaboración en investigaciones transnacionales, ampliando su capacidad de acción y reflejando su creciente relevancia en la lucha contra el crimen global.
El avance de la Policía de Investigaciones del Perú fue acompañado de la creación de nuevos departamentos especializados, como la Dirección de Criminalística en 1964, que consolidaron su enfoque científico y técnico.
Todos juntos
La unificación de las fuerzas policiales en Perú fue un proceso impulsado por el presidente Alan García en 1985, con el fin de reorganizar y mejorar el sistema policial. Bajo la Ley 24294, se estableció un comando único y la creación de la Policía Nacional del Perú, consolidando las tres fuerzas policiales: la Guardia Civil, la Policía de Investigaciones y la Guardia Republicana.
En 1986, se emitieron decretos legislativos que sentaron las bases para este cambio, creando un centro de formación unificado para oficiales y otro para guardias y agentes. El proceso culminó en 1988 con la promulgación de la Ley 24949, que formalizó la Policía Nacional.
Los objetivos clave incluyeron eliminar la “dualidad de funciones”, optimizar recursos económicos y ofrecer un mejor servicio a la sociedad.
Como resultado de la unificación, la Policía de Investigaciones pasó a denominarse “Policía Técnica”, siendo luego reorganizada bajo un sistema de códigos numéricos hasta 1993, cuando se completó la integración de las fuerzas bajo la nueva estructura.