La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, afronta este jueves y viernes en la Asamblea el Debate del Estado de la Región, el primero desde que cuenta con mayoría absoluta y en el que se prevé que haga balance de gestión y desglose las principales líneas de acción de su Gobierno.

La propia dirigente madrileña ha calificado estas jornadas como «los dos días más importantes, desde el punto de vista político, en la Comunidad». Y es que tras un año en blanco por las elecciones autonómicas, como dictamina el Reglamento de la Cámara regional, este debate marcará el inicio del curso político parlamentario, que ha tenido como antesala las reuniones que mantuvo la semana pasada con los grupos de la oposición en la Real Casa de Correos.

Ayuso tomará la palabra el jueves, a las 12 horas, sin limite de tiempo y se prevé que avance algunas de las medidas que desarrollarán las consejerías durante los próximos doce meses, entre ellas habrá avances en materia de fiscalidad y políticas sociales. Todo ello con la tranquilidad que una mayoría absoluta otorga, tras una primera legislatura de gobierno con Ciudadanos y otra con Vox como socio indispensable.

Como es habitual, la jefa del Ejecutivo madrileño también tendrá hueco para una parte política en su intervención para, como ella misma ha reivindicado, impedir que separen «lo que ocurre en Madrid de lo que está sucediendo en España entera, como si no fuera cosa de todos».

Y es que la presidenta ha insistido en los últimos días en que los problemas comunes del país han de ser tratados en una Conferencia de Presidentes y no en las reuniones bilaterales que ha propuesto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

«El proyecto que habita en La Moncloa nos lleva a un otoño convulso. Mezclan Presupuestos y el sistema de financiación con el modelo territorial que han elegido democráticamente los españoles, entregando la Historia y la unidad de España a los que simplemente han vivido siempre de ella para acabar con ella», ha alertado, al tiempo que ha pedido a los dirigentes territoriales del PP que no caigan «en la trampa».

Tras su comparecencia, el presidente de la Asamblea, Enrique Ossorio, suspenderá la sesión plenaria. Se reanudará al día siguiente con la intervención de los representantes de los grupos parlamentarios con un tiempo de treinta minutos.

Tomará la palabra en primer lugar la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, al ser la líder del partido mayoritario de la oposición. Le seguirán el portavoz del PSOE, Juan Lobato, y la de Vox, Rocío Monasterio. El último será el portavoz del PP, Carlos Díaz-Pache, al pertenecer al grupo que apoya al Gobierno.

LA IZQUIERDA PIDE HABLAR DE MADRID Y NO DE SÁNCHEZ

La oposición ya perfiló este lunes en la rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces cuáles serán las líneas principales que expondrán este viernes cuando tomen la palabra. Lo primero que planteaban tanto Bergerot como Lobato era la necesidad de que Ayuso centrara su intervención en hablar de la situación de la región y no en Pedro Sánchez.

Así, Bergerot ponía en el centro de sus prioridades dos asuntos de «máxima importancia»: la vivienda y la emergencia climática, con el objetivo de que la Comunidad «funcione mejor» y «para todos».

Por su parte, Lobato apuntaba que le preguntará en qué mejora la vida de los madrileños «insultar sin parar» y no apostar por un «funcionamiento coordinado». La sanidad y la educación serán también prioridades en su intervención.

Por último, Rocío Monasterio llevará uno de sus temas recurrentes, la «reducción de gasto público ineficaz» además de poner en el centro la situación migratoria y los menores extranjeros no acompañados.

UNA OPOSICIÓN CON POCO MARGEN Y PUGNAS INTERNAS

Si bien, la oposición llega a este DER tras un año protagonizado por el poco margen de actuación que les da la mayoría absoluta de Ayuso y por las convulsiones internas en la izquierda.

De hecho, la oposición en bloque ha acusado en reiteradas ocasiones al PP de impedir el debate y de lastrar la labor de la oposición. Unas críticas que han elevado tanto PSOE como Más Madrid al Tribunal Constitucional, al que han pedido amparo por ver «cercenado indebidamente» su trabajo parlamentario al tumbar la Mesa preguntas, iniciativas o creación de comisiones. Los ‘populares’ responden instándoles a trabajar mejor y no presentar escritos con errores.

La actividad parlamentaria ha tenido que compartir este año foco con las tensiones internas en los partidos de izquierda. El PSOE-M ha sido el más sacudido, concretamente su secretario general, Juan Lobato. El socialista aseguraba la pasada semana tener muy claro «los objetivos» y negaba estar mirando su «espalda los martes y los jueves» ante las críticas de dirigentes como el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, o las diferencias con Ferraz.

Esta presión aumentó al conocerse la convocatoria para este otoño del Congreso Federal del PSOE a nivel nacional, que dará el pistoletazo de salida a los regionales, donde Lobato buscará retener la Secretaría General de los socialistas madrileños. Habrá un test este septiembre con la lista de delegados del PSOE-M al Congreso nacional y su intención de que haya una lista única.

También ha sido un año convulso para Más Madrid, quien colocaba a su líder, Mónica García, como ministra de Sanidad. Al frente quedaba Bergerot, quien además de tener que construirse un perfil propio tras la marcha del mayor valor político del partido ha tenido que gestionar una relación con Sumar tensa en muchos momentos.

Tras ser uno de los pilares del proyecto en su inicio pronto comenzó el distanciamiento, tras los resultados de Galicia y País Vasco. Una relación que fue a peor tras colocar a Más Madrid en el ‘número 5’ al Parlamento Europeo. La debacle les dejaba fuera y Bergerot pedía una «reflexión profunda» del modelo de coalición. Yolanda Díaz dimitía al día siguiente como líder del partido.

Por su parte, Vox en Madrid ha tenido que lidiar con su nueva posición política en Madrid: no ser necesarios para el PP. Monasterio ha destacado por sus rifirrafes cada jueves con Ayuso y las críticas directas a los ‘populares’, insistiendo en que la presidenta tiene «las manos libres» mientras ella les ha acusado de equivocarse de adversario. El choque frontal llegó tras la sanción a Monasterio por votar doble en un Pleno, que Vox entendió como una «cacería política» contra su formación y una injerencia del Gobierno regional en el parlamento.

LA RESPUESTA DE AYUSO

Ayuso cuenta con la oportunidad de contestar a cada grupo de forma individual, por un tiempo de 45 minutos, o de forma global, por un tiempo de 90 minutos. Posteriormente, las distintas formaciones tendrán un turno de réplica de quince minutos cada uno.

La intervención de la jefa del Ejecutivo madrileño cerrará el debate. Dispondrá de quince minutos si interviene en dúplicas individualizadas o de treinta minutos si toma la palabra de forma global.

Terminado el debate, se abrirá un plazo máximo de sesenta minutos durante el cual los grupos parlamentarios podrán presentar ante la Mesa hasta cinco propuestas de resolución escuetas, formalizadas sin exposición de motivos o introducción.

Las admitidas a trámite podrán ser defendidas por los grupos parlamentarios durante un tiempo máximo de diez minutos. Serán sometidas a votación según el orden que resulte de la importancia numérica en la Asamblea de los grupos que las hubieran presentado, de mayor a menor.