El Gobierno de Australia ha retirado las medallas concedidas a un grupo de militares acusados de crímenes de guerra perpetrados durante el despliegue en Afganistán, al margen de que puedan prosperar procesos penales contra algunas de estas personas.

Una comisión de investigación implicó en 2020 a una veintena de militares australianos en los asesinatos de 39 prisioneros y civiles afganos entre 2005 y 2016. «Siempre será una vergüenza como nación», ha lamentado ante el Parlamento este miércoles el ministro de Defensa, Richard Marles.

El ministro ha adelantado que quitarán los honores a un número indeterminado de personas cuya identidad no ha desvelado por razones de privacidad. Marles, que ha citado como referencia el informe de 2020, ha matizado que son menos de diez y ha apuntado a la responsabilidad de los comandantes, no tanto de los soldados.

«La investigación, sus recomendaciones y las acciones de los sucesivos gobiernos demuestran a la población australiana y al mundo que Australia es un país que rinde cuentas», ha declarado, con un reconocimiento específico a los miembros de las Fuerzas Armadas que colaboraron con las pesquisas, informa la cadena ABC.

El Gobierno mantiene el objetivo de que los militares acusados por crímenes de guerra rindan cuentas ante los tribunales, pero el ministro ya ha señalado que cualquier proceso en este ámbito aún podría demorarse varios años.