El escenario está servido. Todo parece apuntar a que la confrontación entre las tecnológicas y los Estados no hará más que aumentar. En el siglo XXI, la lucha por el poder tiene un nuevo actor.
El escenario está servido. Todo parece apuntar a que la confrontación entre las tecnológicas y los Estados no hará más que aumentar. En el siglo XXI, la lucha por el poder tiene un nuevo actor.