París, 7 sep (EFE).- El nuevo primer ministro francés, Michel Barnier, destacó este sábado que la situación del país es «muy grave», y eso exige no aumentar ni la «deuda financiera» ni la «deuda ecológica», y que no esperen de su Gobierno milagros, sino «progresos».
El conservador Barnier, que hizo su primera visita como jefe del Ejecutivo al hospital Necker de París, trató de eludir la polémica sobre la legitimidad de su nombramiento y, en particular el hecho de que su continuidad está en manos de la extrema derecha.
Aunque no quiso adelantar cuál será su línea política, porque la presentará en su primer discurso ante el Parlamento «a comienzos de octubre», insistió en el mensaje que ya dio en su toma de funciones el jueves: «La situación es muy grave», dijo.
«No quiero -añadió- aumentar la deuda financiera en nuestras generaciones futuras ni la deuda ecológica» y eso significa que «se pueden hacer progresos en la eficacia del gasto público y eso es lo que busco para preservar los servicios públicos».
Una de los primeros retos con los que se va a topar el Gobierno que va a constituir en los próximos días es la elaboración de los presupuestos para 2025 en un contexto financiero particularmente tenso porque el déficit público creció el pasado año al 5,5 % del producto interior bruto (PIB) y la tendencia es que va a continuar este año y el próximo, cuando podría llegar al 6 %.
Barnier dijo que «no vamos a hacer milagros» y que hay que desconfiar de los que los prometen, pero al mismo tiempo señaló que «se pueden hacer progresos» y es lo que tiene intención de conseguir.
Al ser preguntado sobre la afirmación del presidente de la Agrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, de que es un primer ministro bajo vigilancia y de que ahora nada se puede hacer sin el partido de la extrema derecha, Barnier evitó responder.
«Estoy bajo vigilancia de todos los franceses. El Gobierno está bajo la vigilancia democrática de todos los franceses y de todos los grupos políticos constituidos con diputados representantes del pueblo en su diversidad», dijo.
En cuanto a las manifestaciones organizadas por una parte de la izquierda contra su nombramiento, que no considera legítimo porque defiende que le correspondía formar Gobierno al ser el primer bloque de la Asamblea Nacional (con 193 de los 577 diputados), evitó entrar en la cuestión con el argumento de que no va a «perder tiempo en polémicas».
Pese a la frontal oposición que le ha mostrado el Nuevo Frente Popular (NFP) que reúne a los partidos de izquierda, que van a presentar una moción de censura contra él en cuanto empiecen la sesión parlamentaria, aseguró que en sus consultas para formar Gobierno mantiene contactos también con personas de izquierdas, aunque no quiso dar nombres.
Afirmó que tiene intención de escuchar y consultar a todos los grupos políticos «y por tanto a esos que han manifestado una forma de oposición automática y previa, antes incluso de saber quién será ministro y qué hará el Gobierno». EFE
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