Dos semanas pasaron desde el femicidio de Catalina Gutiérrez y el único detenido es Néstor Aguilar Soto, quien permanece alojado en el penal de Bouwer tras haber confesado el crimen a la Policía de Córdoba, algo que fue negado por la defensa. Este viernes deberá prestar declaración ante el fiscal de la causa, José Alberto Mana, por primera vez en la causa.
Según dijo a Infobae Gastón Schönfeld, el abogado defensor, la citación es para las 9 de la mañana. En ese sentido, el letrado adelantó que Soto sólo contestará preguntas si el fiscal les permite acceder antes al expediente, hoy bajo secreto de sumario.
La semana pasada el joven de 21 años fue trasladado desde la cárcel hasta los Tribunales II para someterse a una pericia interdisciplinaria, pero no prestó colaboración por recomendación de Schönfeld. Tras este último paso, el fiscal quedó en condiciones para citar al sospechoso a brindar declaración. Así, en medio de un gran hermetismo, el fiscal finalmente programó la audiencia para hoy.
Aguilar Soto puede negarse a prestar declaración, sin que esto motive una presunción de culpabilidad. Es una decisión que se tomará sobre el filo de la audiencia. Carlos Hairabedián, el abogado de la familia Gutiérrez que se sumó a la querella esta semana, anticipó en un diálogo con TN que “es probable que se abstenga”.
El crimen de la influencer
El cuerpo de Catalina Gutiérrez fue encontrado en la madrugada del jueves 18 de julio en un auto Renault Clio que fue abandonado en un descampado. La autopsia confirmó después que la joven murió estrangulada tras ser brutalmente golpeada. El cadáver presentaba a su vez algunas quemaduras que se habrían producido después del deceso, puesto que se cree que el asesino intentó borrar las pruebas al tratar de incendiar el vehículo.
Según el relato de la familia de la influencer, Aguilar Soto colaboró con los intentos de dar con su paradero antes de que se conociera el desenlace fatal. Horas después, el joven habría confesado el crimen ante la Policía y, desde entonces, permanece detenido.
En esa oportunidad, alegó: “Era el amor de mi vida”. Pese a que en un primer momento la carátula de la causa era “homicidio simple”, luego la investigación pasó a ser “homicidio calificado por alevosía y por mediar violencia de género (femicidio)”.
Esta confesión no tendría ninguna validez legal y el joven deberá ratificarla ante la Fiscalía o retractarse. Sin embargo, la defensa negó que su representado haya confesado el crimen al decir que esa información era “completamente falsa”, en línea las declaraciones de Schönfeld al medio local Noticiero Doce.
La hipótesis que sostiene el fiscal Mana gira en torno a una “obsesión” del presunto asesino con la joven y plantea que la influencer llegó a la casa de Soto y allí discutieron. Él la habría golpeado salvajemente y luego la estranguló hasta matarla. Los motivos de la pelea aún son desconocidos.
Todas las pruebas que logró recolectar la Justicia señalan a Aguilar Soto como el único sospechoso, pero todavía no se descarta la participación de terceros. En el domicilio del joven, encontraron un anillo de la víctima, pelos rubios y ropa húmeda dentro del lavarropas, que darían la pauta de que el joven intentaba borrar elementos en su contra. Estas pruebas se suman a las de las cámaras de seguridad ubicadas frente a su domicilio que lo captaron cuando cargaba el cuerpo sin vida de la joven y lo escondía en el asiento trasero del Renault Clio.
Ahora, la Justicia avanza con las pericias realizadas sobre los celulares de Schönfeld del imputado y Gutiérrez, puesto que intentan esclarecer cómo era el vínculo entre ambos. De igual forma, se sabe que integraban el mismo grupo de amigos de la universidad y que, en más de un oportunidad, el detenido había ido a la casa de la víctima como invitado.
Tras su detención, el joven quedó alojado en la cárcel de Bouwer, pero aislado de los demás detenidos. Pese a esto, uno de los reclusos se acercó a él para amenazarlo. “¿No estarás muy solo pichón? ¿Dónde estás? ¿Dónde estás parando? ¿Dónde estás alojado?”, le preguntó otro detenido a Aguilar Soto.
El acusado trató de evitar responderle y le dijo que “no tenía importancia” en qué sector estaba preso. Segundo después, le dijo que lo iba asesinar. Poco tiempo después, fue alojado en un pabellón normal, con otros reclusos de peligrosidad baja.