Nairobi, 25 jun (EFE).- El presidente de Kenia, William Ruto, condenó este martes el «ataque sin precedentes» contra la democracia del país, después de que el Parlamento fuera asaltado en Nairobi por manifestantes que protestaban contra la subida de impuestos.
«Hoy Kenia experimentó un ataque sin precedentes a su democracia, el Estado de derecho y la integridad de sus instituciones constitucionales», afirmó Ruto en un mensaje dirigido a la nación desde la State House, sede de la Presidencia en la capital keniana.
El jefe del Estado ordenó «a todos los órganos de seguridad nacional que implementen medidas para frustrar cualquier intento de criminales peligrosos de socavar la seguridad y la estabilidad» del país.
«Les aseguro que su seguridad, la de sus familias y sus propiedades, sigue siendo mi máxima prioridad», afirmó Ruto, al asegurar que «las protestas pacíficas de la generación Z (promotores de las protestas) fueron infiltradas por elementos criminales».
«Brindaremos una respuesta completa, efectiva y rápida a los traicioneros acontecimientos de hoy», enfatizó el mandatario, quien remarcó su voluntad de mantener una «conversación» con los jóvenes que secundan las manifestaciones, aunque dijo que no tolerará ninguna «amenaza» que implique un «peligro existencial» para Kenia.
Ruto se dirigió a la nación después de que el Gobierno ordenara el despliegue del Ejército para ayudar a la Policía a atajar la «emergencia de seguridad» causada por las protestas contra un proyecto de ley de subidas fiscales.
Esa orden se divulgó después de que la Policía se viera superada por las manifestaciones, sobre todo en Nairobi.
Al menos 17 personas murieron este martes en Kenia -14 de ellas en la capital- en las protestas, confirmó a EFE una plataforma integrada por una veintena de ONG.
En la tercera jornada de manifestaciones en la última semana y al grito de «¡Ruto debe irse, Ruto debe irse!», los manifestantes invadieron este martes el Parlamento, pese a la dura respuesta de la Policía, que abrió fuego para impedir el asalto.
Lo que empezó como una protesta pacífica de miles de jóvenes contra las subidas de impuestos en la capital keniana -y otras ciudades en al menos 29 de los 47 condados del país- derivó en una batalla campal entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes.
En la invasión al Parlamento, los asaltantes destrozaron mobiliario, ventanas y banderas, mientras acusaban a los políticos de «traidores», después de que 195 diputados votaran de manera preliminar a favor del polémico Proyecto de Ley de Finanzas de 2024, frente a 106 votos en contra, si bien falta la votación final.
Con esta norma, el Gobierno pretende recaudar 2.700 millones de dólares en impuestos adicionales para reducir el déficit presupuestario y el endeudamiento estatal.
Sin embargo, los manifestantes antigubernamentales sostienen que esas medidas fiscales empujan a la pobreza a la población.
El pasado martes, más de 300 personas fueron detenidas en Nairobi, mientras el jueves hubo al menos 105 arrestos en todo el país y 200 personas fueron heridas en la capital, al tiempo que murieron dos manifestantes a raíz de esas protestas (uno por el supuesto impacto de un bote de gas y otro por un disparo de la Policía).
A diferencia de las protestas antigubernamentales que históricamente ha vivido Kenia, a menudo violentas e impulsadas por líderes políticos, estas manifestaciones fueron convocadas por jóvenes de la llamada ‘generación Z’ (personas nacidas entre mediados de la década de los 90 del siglo XX y la primera década del siglo XXI) y mantenían hasta ahora un tono pacífico. EFE
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