Un crimen machista ha terminado por enlodar a la Policía Nacional (PNP), una institución ya salpicada por denuncias de corrupción. El coronel Ricardo Espinoza, jefe de la División de Investigación de Homicidios, confirmó este domingo a Cuarto Poder que el alférez Christian Rojas Mego (25) hurtó el arma oficial a un suboficial bajo su mando para cometer el feminicidio contra su expareja, quien lo había denunciado previamente por violencia.

“Hoy podemos decirle a la ciudadanía que esta persona es un feminicida y le corresponde una pena de 30 años de cárcel”, dijo el jefe policial. De acuerdo con el dominical, el alférez ideó un plan el pasado domingo 16 de junio para no dejar ninguna huella que lo pudiera inculpar del crimen cometido en la zona de Pachacútec (Ventanilla).

La noche anterior, en la comisaría de Playa Rímac, distrito de Carmen de la Legua (Callao), Rojas Mego buscó al suboficial Joel Huachaca, quien descansaba en el segundo piso, con el objetivo de hacerse con el arma de su subordinado. En una manifestación ante el Ministerio Púbblico, Huachaca ratificó que el alférez cambió las armas sin que él se percatara.

“El alférez me indicó: ‘tu armamento es igual al mío’. A lo que respondí: ‘será jefe, porque el armamento que me afecta es una Sig Sauer – modelo Sp2022′ [arma asignada por el Estado]”, dijo. Después de hurtar el arma y dejar a cambio la suya, el policía feminicida se despidió con una indicación, según el documento fiscal: “Te llamo más tarde para salir a patrullar”.

PNP

La primera parte del plan estaba hecha: cometer el crimen machista con un arma que no era la suya. Después, Rojas Mego fue en busca de su expareja. Una cámara lo captó cerca de la vivienda de la víctima entre las 1:09 a las 1:18 de la madrugada. Presionó el gatillo unas siete veces. “[Fueron] seis [disparos] perforantes y uno penetrante. Lo que nos llamaba la atención es que en la escena no se encontraban proyectiles. Evidentemente ha habido una manipulación de la escena”, señaló el coronel Espinoza.

La segunda parte del plan fue eliminar la evidencia que identificara el arma de los disparos. Tras ejecutar el feminicidio, Rojas Mego regresó a la comisaría para devolver el arma hurtada y cambiada a Huachaca. “Siendo las 3:10 me percaté de varias llamadas del alférez […] Me ordenó regresar a la comisaría […] Cuando llegué, me dijo: ‘me he confundido de fierro, este es tu fierro’. Entonces respondí: ‘jefe, ¿cómo se va a equivocar?’. La guardé sin pensar nada malo”, relató Huachaca.

Solo faltaba ejecutar la cuarta parte del plan: tener evidencias de que no estuvo en Ventanilla a la hora del crimen. Esa misma madrugada, realizó una serie de operativos de control de identidad en la zona de Playa Rímac del Callao, pero consignó una hora falsa del operativo, según fotografías obtenidas por la PNP.

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El proyectil encontrado en el cuerpo de la víctima fue crucial para incriminarlo. “Consecuentemente, en la necropsia, se extrajo […] fue homologado en la pericia balística y se estableció que había sido disparado con la pistola asignada al suboficial Huachaca, objeto del ‘cambiazo’ de este alférez”, mencionó el jefe policial.

Las pruebas balísticas y de absorción atómica practicadas a ambos efectivos establecieron que solo Rojas Mego dio positivo para restos de plomo, antimonio y bario por haber disparado un arma de fuego. El alférez pasó cinco años en la escuela de la PNP y, recién egresado, fue destinado a la comisaría de La Perla en el Callao. Meses después, fue transferido a la comisaría de Playa Rímac, donde llevaba seis meses como suboficial.

La víctima lo había denunciado en marzo pasado, pero no fue atendida adecuadamente en la comisaría donde presentó la acusación. Mientras se ultiman las investigaciones, el Poder Judicial dictó este lunes nueve meses de prisión preventiva contra el feminicida.