Postre de amaranto y mango, gelatina nutritiva, opción vegana, baja en calorías, receta fácil y saludable. - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Esta gelatina de amaranto es una opción deliciosa y saludable para disfrutar en cualquier momento. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Esta receta es perfecta para compartir con la familia y al ser un postre libre de lactosa, es apta para cualquiera. Los ingredientes que contiene aportan grandes beneficios para la salud, por lo que es una excelente opción para disfrutar después de la comida.

El amaranto fue reconocido como “el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano” por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Contiene el doble de proteína comparado con el maíz y el arroz, y entre un 60 y 80% más que el trigo.

También destaca por ser libre de glúten, tener un alto contenido en minerales y vitaminas A, B, C, B1, B2, B3, así como ácido fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo. Es rico en aminoácidos esenciales, especialmente lisina, de acuerdo con información de Seguridad Alimentaria Mexicana.

El mango, que es parte de la decoración en esta gelatina aporta minerales y antioxidantes, incluyendo fibra, calcio, potasio y magnesio, además de ácido fólico. La Procuraduría Federal del Consumidor del Gobierno de México (Profeco) menciona en su página oficial que es auxiliar en la digestión y tiene vitaminas A, C y del grupo B, esenciales para el sistema nervioso y el metabolismo adecuado.

Receta de la gelatina apta para intolerantes a la lactosa

Postre de amaranto y mango, gelatina nutritiva, opción vegana, baja en calorías, receta fácil y saludable. - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Este postre es apto para personas con intolerancia a la lactosa (Imagen Ilustrativa Infobae

Esta gelatina tiene una dificultad baja, el tiempo total de preparación es de 2 horas, alcanza para 10 porciones con 203.2 kcal por cada una. La receta fue creada por Abraham Gómez y está publicada en la página Recetas Nestlé.

Ingredientes

  • 2 tazas de amaranto
  • 1 lata de leche condensada deslactosada
  • 1 lata de leche evaporada deslactosada
  • 2 cucharadas de esencia de vainilla
  • 2 tazas de agua
  • 1 cucharadita de canela en polvo
  • 3 sobres de gelatina /7 gramos cada uno) hidratados en ½ taza de agua y disueltos a baño maría
  • ½ taza de mango cortado en cubos

Preparación

  1. Licúa el amaranto con leche condensada, la leche evaporada, la vainilla, el agua y la canela.
  2. Con la licuadora encendida agrega poco a poco la grenetina disuelta.
  3. Vierte en un molde para gelatina previamente engrasado.
  4. Refrigera hasta que cuaje por completo.
  5. Decora con mango, sirve y ofrece.

La historia del amaranto y su cultivo

Amaranto
Esta semilla tiene una historia que se remonta a tiempos prehispánicos (El poder del consumidor)

Emma Cristina Mapes Sanches, integrante de la Red de Amaranto del Sistema Nacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura escribe en la Revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias en el artículo El amaranto, su historia y origen.

Existen estudios en las cuevas del valle de Tehuacán que muestran que entre el 9000 y el 5000 a.C. se cultivaba una amplia variedad de plantas comestibles, incluyendo chile, maíz, frijol, aguacate, cacahuate, tomate, ciruela, zapote, guayaba, calabaza y amaranto, de acuerdo con la especialista.

Esta semilla es como huauhtli en náhuatl, este término deriva de “huaqui” significa “secar”, dando lugar a “huactli” que se traduce como “una cosa secada en el exterior”.

El huauhtli tiene una historia y relación con los humanos que se remonta a más de 6000 años. “El amaranto en la Mesa Central de México fue uno de los granos mayormente cultivados como alimento en los tiempos anteriores a la Conquista”, escribe.

Fray Bernardino de Sahagún, en sus escritos, describe detalladamente el amaranto como una planta comestible cuyas ramas y hojas eran cocidas y exprimidas para comerse con sal. También menciona la preparación de tamales y bebidas.

El amaranto se cultivaba en tierra firme junto a maíz, frijol y calabaza, y en chinampas con otros alimentos básicos. La siembra se hacía “al voleo”, esparciendo las semillas. La cosecha consistía en arrancar plantas tiernas a mano y quebrar las maduras para obtener las semillas, que se almacenaban en ollas de barro.

Actualmente, el cultivo persiste en grupos indígenas de Oaxaca, Tlaxcala, Michoacán, Puebla, Morelos y cerca de la Ciudad de México, con Tulyehualco como el principal centro de cultivo. En este último se usa siembra de trasplante en chinampas y siembra directa en otros lugares como Amilcingo y Huazulco, Morelos.