La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, aspira a la victoria en las elecciones europeas, previstas para el próximo domingo y en las que su formación, Hermanos de Italia, podría rondar el 27 por ciento de los votos, según las principales encuestas, que además le otorgan en torno a 25 asientos en la Eurocámara.
Hermanos de Italia, que en las últimas elecciones de 2019 apenas consiguió un 6,4 por ciento de los votos y cinco escaños, se perfila ahora como el gran triunfador con una Meloni que busca hacer valer sus políticas en Italia para dar el gran salto a Europa y tratar de condicionar las políticas comunitarias desde Estrasburgo y Bruselas.
Meloni ha destacado en Italia por sus políticas nacionalistas y populistas, con un marcado carácter antinmigración. A pesar del polémico perfil que representa la primera ministra italiana, en las últimas semanas se ha convertido en el centro de atención de la campaña electoral debido a que el Partido Popular Europeo (PPE) ha dejado la puerta a un posible acercamiento.
Hermanos de Italia forma parte del grupo parlamentario de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) –al que también pertenece Vox– y de hecho en estas elecciones aspira a superar en escaños al partido Ley y Justicia, ahora desbancado del gobierno polaco, y convertirse en la principal formación del bloque.
Meloni, al igual que la mayoría de los líderes políticos de Italia, se presenta como cabeza de lista, si bien es más que probable que renuncien a su acta de eurodiputado al no poder compaginarse con el cargo de diputado nacional.
LOS SOCIALDEMÓCRATAS ASPIRAN A REPETIR RESULTADOS
Tras Hermanos de Italia las encuestas sitúan al Partido Democrático (PD), de perfil socialdemócrata y que en los últimos años ha quedado apeado de los puestos de poder, si bien es cierto que en los comicios europeos de 2014 logró, con Matteo Renzi como candidato, reunir algo más del 40 por ciento de los votos.
Ahora la candidatura socialdemócrata queda en manos de Elly Schlein, eurodiputada en la pasada legislatura, y que se dio a conocer por en 2015 por participar en la movilización ‘Occupy PD’, cuando jóvenes activistas tomaron la sede del partido para exigir a la formación un giro izquierdista a sus políticas.
Sin embargo, aquella movilización no logró los resultados esperados para los jóvenes que la protagonizaron y pocos meses después varios de ellos, incluida Schelin, se desafiliaron del partido. Tras varios años en el progresista Posible y también el los ecologistas de Italia Verde, regresó al PD en 2022.
En las últimas elecciones de 2019 el PD logró el 22,7 por ciento de los votos (19 escaños) con Nicola Zingaretti como cabeza de lista. Ahora aspiran a revalidar aquella segunda posición con unas cifras casi idénticas a las de hace cuatro años.
Seguido de los socialdemócratas se sitúa el Movimiento 5 Estrellas (M5E), que con el ex primer ministro Giuseppe Conte (2018-2021) aspira a revalidar el 17 por ciento de votos y los 14 escaños de las últimas elecciones. Los sondeos les conceden una cifra similar de eurodiputados aunque con algún punto porcentual menos.
SALVINI: DE GANAR EN 2019 A PELEAR EL CUARTO PUESTO
Mientras los Hermanos de Italia de Meloni se postulan como los grandes vencedores de las elecciones, la Liga de Matteo Salvini podría verse en el escenario opuesto. El partido ultraderechista arrasó en las elecciones de 2019 con algo más del 34 por ciento de los votos y 29 asientos en la Eurocámara.
Miembro de grupo parlamentario Identidad y Democracia (ID) –al que pertenece la Agrupación Nacional de Marine Le Pen o la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), apartada ‘in extremis’–, Salvini logró que Liga fuera el partido italiano con más escaños en todo el Parlamento Europeo.
Sin embargo, estos cinco años no han sido lo fructíferos que Salvini, principal aliado de Meloni en el Gobierno de Italia, hubiera querido, pues los sondeos le sitúan en plena lucha con Forza Italia por la cuarta plaza en las elecciones europeas con apenas un 8,5 por ciento de los votos y estimaciones de entre siete y ocho asientos.
Salvini ha abogado en reiteradas ocasiones por una coalición del PPE con los dos grupos de extrema derecha (ID y ECR) para desbancar a los Socialistas y Demócratas (S&D;) y a los liberales de Renew (RE), que actualmente están al frente de la Comisión Europea junto a los ‘populares’.
Sin embargo, esta propuesta de acuerdo de la extremaderecha con el PPE fue rápidamente rechazada por Antonio Tajani, líder de Forza Italia tras la muerte de Silvio Berlusconi y principal candidato del partido conservador para las elecciones europeas. Las encuestas conceden a los conservadores cifras casi idénticas que las de Liga.
Tajani, que ejerce como ministro de Exteriores en el Gobierno de Meloni, se ha opuesto a ningún tipo de acercamiento con Le Pen, el ultraderechista neerlandés Geert Wilders o la AfD, así como con el resto de partidos que conforman el grupo ID, de posturas más radicales incluso que ECR.
PRINCIPALES FIGURAS COMO CANDIDATOS
Una de las particularidades de las elecciones europeas en Italia es la ristra de ilustres personalidades que se suelen presentar como cabezas de lista. En esta ocasión aparecerán en las papeletas la primera ministra, el vice primer ministro, el ministro de Exteriores, y los líderes del resto de formaciones, en su mayoría diputados.
Según el reglamento de la Unión Europea, hay varios cargos que son incompatibles con el de diputado del Parlamento Europeo, como el ser miembro de un Gobierno o diputado en un Parlamento nacional. Para poder recoger el acta tampoco se puede ser funcionario en activo de las instituciones europeas.
Las estimaciones conceden a todos los aspirantes representación en la Eurocámara, por lo que es más que probable que Meloni, Salvini, Tajani y compañía renuncien a su acta como diputados comunitarios para seguir al frente de sus respectivos cargos en el Gobierno italiano.
Algunos críticos ven en esta maniobra un engaño al electorado, pues los nombres por los que votan es muy probable que ni recojan su acta. Por el contrario, los defensores de esta propuesta consideran que es una forma efectiva de incentivar a la población a participar en unas elecciones que suelen tener una alta tasa de abstención.