Las elecciones no son un fin por sí solas, sino que tienen el propósito de establecer la voluntad popular al conferir legitimidad para gobernar. Así, en un año en el que más de la mitad de la población mundial acudirá a las urnas, las elecciones en la Ciudad de México del próximo 2 de junio adquieren una relevancia crucial. Se elegirá a la persona que encabezará la jefatura de Gobierno, así como titulares de Alcaldías y sus concejalías, y se integrará un nuevo Congreso. Este proceso electoral será una prueba de la capacidad de las instituciones para garantizar elecciones libres y justas en una de las ciudades más complejas y pobladas del continente americano.
Aunque en una democracia la responsabilidad de salvaguardar la integridad y la legitimidad de las elecciones es una tarea compartida entre ciudadanía, gobierno y contendientes políticos, e innegable que en estas épocas el juicio y el escrutinio público recaen esencialmente sobre las autoridades electorales. Esto es especialmente cierto en una elección en donde se vaticinan escenarios de alta competitividad política con resultados estrechos entre primeros y segundos lugares.
En la Ciudad de México, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) tiene la encomienda constitucional de garantizar los aspectos técnicos y logísticos para que el día de la elección el procedimiento de la emisión del voto sea lo más sencillo y confiable para la ciudadanía. Sin embargo, la posibilidad de un acto tan simple como marcar una boleta detrás de una mampara y depositarla en una urna, conlleva un esfuerzo humano e institucional que trasciende los aspectos puramente organizativos. Además de las mejoras técnicas, el respeto por los derechos humanos, el escrutinio y la observación, entendidos como metas importantes de la administración electoral, la percepción de la calidad y la integridad de la elección está profundamente relacionada con el contexto político, social y el ambiente de confianza en el que se desarrolla.
Dicho de otra forma: “la confianza se gana”, y las motivaciones para que la ciudadanía acuda a votar se asocian en gran medida a la legitimidad en el sistema democrático, en el que las autoridades electorales juegan un papel importante para su construcción durante un extenso período previo a la jornada electoral.
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Instituto Electoral Ciudad de México
Durante este tiempo, casi 10 meses antes y una vez se convoca la elección -en el caso específico de la Ciudad de México-, el esfuerzo se concentra en procurar condiciones justas para la competencia de las fuerzas políticas –en un terreno de juego nivelado con igualdad, transparencia e inclusión- y al mismo tiempo por proporcionar a la ciudadanía información suficiente para la toma de una decisión informada.
Como ejemplo de lo anterior, se pueden mencionar los 54 debates (*1) organizados por el IECM durante el periodo de campaña, cuyo objetivo fue permitir que los partidos y las candidaturas expusieran sus propuestas políticas en condiciones de igualdad e imparcialidad. Aunque la realización de los debates procede de un mandato legal, sus efectos en el electorado derivan de la calidad y el profesionalismo con que se ejecutan. Aspectos como una buena calidad en la transmisión, la construcción de una escenografía adecuada, una moderación proactiva o la inclusión de innovaciones como preguntas de niñas, niños y adolescentes, fortalecen el prestigio de la autoridad electoral y, por tanto la confianza en todo el sistema de elecciones.
Para muestra, un botón. El segundo debate a la jefatura de gobierno, realizado en el mes de abril, que según métricas del IECM, alcanzó más de 1.8 millones de reproducciones en diversos medios de comunicación, más de 2.4 millones de interacciones en diversas redes sociales y más de 24 horas de posicionamiento como trending topic.
Foto: Cuartoscuro
Estos datos muestran una participación masiva del público, que reconoce el profesionalismo de la autoridad electoral y evidencia el interés y la necesidad de la ciudadanía por acceder a información directa y sin filtros sobre quienes aspiran a representarles y a gobernarles.
El éxito de estos ejercicios puede interpretarse de dos maneras. Primero, que la autoridad electoral ha elevado su propio estándar y, por tanto, se encuentra obligada a cumplir con altas expectativas de la ciudadanía el día de la elección. y Segundo, que si el interés de la ciudadanía observado por los debates se mantiene al día de la jornada electoral, será esperable una participación copiosa y entusiasta, en la cual el electorado estará dispuesto a salir a las urnas a defender sus convicciones políticas. Además, la ciudadanía puede confiar en que sus vecinas y vecinos contarán fielmente su sufragio, pues las mesas directivas de casilla están integradas por personas que, al igual que quienes votan, desean que su opinión se vea reflejada a través de las boletas.
Asimismo, en el portal del IECM sobre las elecciones (https://www.iecm.mx/www/sites/elecciones2024/index.html) se puede consultar información útil, como los perfiles de las candidaturas, las plataformas de los partidos políticos, además de los videos de los debates.
Todo esto confirma que, en un contexto en el cual los ojos del mundo están puestos sobre las elecciones, la autoridad electoral administrativa en la Ciudad de México estará preparada para ofrecer a la ciudadanía una experiencia de la más alta calidad, que concluirá con una gestión profesional y oportuna de la etapa más esperada del proceso: el conteo de los votos que definirán a quienes nos gobernarán durante los próximos años.
(*1) Tres debates no se realizaron por inasistencia de candidaturas que imposibilitaron su realización.