Contexto de cena informal, manos sobre la mesa, comida y bebida en el entorno, relax y conversación - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Persona disfrutando de una comida mientras mantiene los codos descansando sobre la mesa. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Es bien sabido que los buenos modales comienzan en casa, ya que de esta forma podremos acostumbrarnos a conducirnos correctamente y no nos veremos en apuros si nos encontramos en un contexto social diferente, ya sea en la casa de un amigo, familiar o un evento formal.

Saber cómo comportarse cuando estamos en una mesa es muy importante, ya que cualquiera de las consideraciones que marcan las normas de etiqueta son pertinentes en cualquier contexto.

Consultar el Manual de Carreño puede ayudarnos a comprobar si nuestros modales han sido los adecuados, y en caso contrario, corregirlos para comportarnos de una forma más acorde a la situación. Este libro, escrito en 1853 por el pedagogo venezolano Manuel Antonio Carreño nos demuestra que los buenos modales nunca pasan de moda.

Los buenos modales en la mesa

Seguir estas pautas nos ayudarán a demostrar que somos personas educadas, además de manifestar respeto a nuestros compañeros de mesa y causar una buena impresión. Es importante destacar que estas recomendaciones podrán variar dependiendo las costumbres de cada hogar y deberemos ser observadores para adecuarnos a ellas.

  • No tomemos nunca asiento en la mesa antes que lo hayan hecho nuestros padres, o cualesquiera otras personas de mayor respetabilidad que nosotros, de quienes estemos acompañados.

En nuestra casa puede verse como una forma de respeto ante los padres, si estamos de visita sería incorrecto sentarnos antes que nuestro anfitrión, de esta manera pueden indicarnos el lugar que tenemos destinado.

  • Situémonos a una distancia conveniente de la mesa, de manera que no quedemos ni muy próximos ni muy separados, sin inclinarnos hacia adelante más de lo que sea indispensable para comer con comodidad y aseo.

Esto evitará que tiremos algo por movernos en un espacio restringido y nos ayudará a comer en una posición cómoda.

  • Al sentarse a la mesa, cada persona toma su servilleta, la desdobla y la extiende sobre las rodillas; teniendo presente que no puede tener otro uso que limpiarse los labios. Aplicarla a cualquiera otro uso es un acto de muy mala educación.

No está demás remarcar que se considera de muy mala educación limpiarse en el mantel o en nuestra ropa. La servilleta debe limpiar nuestros labios antes y después de beber licor o agua; o cada vez que advirtamos que están sucios o manchados con algún alimento.

  • No apoyemos nunca en la mesa todo el antebrazo, y en ningún caso pongamos sobre ella los codos. Y téngase presente que es un acto que manifiesta poca cultura, el dejar caer sobre las piernas una mano, en tanto que se hace uso de la otra para comer o beber.

Poner los codos sobre la mesa puede hacer que invadamos el espacio de otra persona y le resulte incómodo moverse al comer, además, nos impide tener una postura adecuada.

  • No nos reclinemos en el respaldo de nuestro asiento, ni nos apoyemos en el de los asientos de las personas que tengamos a nuestro lado, ni toquemos a éstas sus brazos con los nuestros, ni estiremos las piernas, ni ejecutemos, en fin otros movimientos que aquellos que sean naturales y absolutamente imprescindibles.
  • Jamás nos pongamos de pie, ni extendamos el brazo por delante de una persona o hacia las que se encuentran en el lado opuesto, con el objeto de alcanzar algo que esté distante de nosotros, o de pasar un plato o cualquiera otra cosa.

De nuevo, esto hace que invadamos el espacio personal de una persona, además que puede hacer que por torpeza tiremos algo. Lo correcto es pedirle a la persona que esté más cerca de lo que queramos alcanzar que nos ayude.

  • La cuchara y el cuchillo se manejan invariablemente con la mano derecha; más en cuanto al tenedor tan sólo podrá manejarse con la derecha, cuando se tomen comidas que no necesiten ser divididas con el cuchillo.
  • Respecto del tenedor y la cuchara, no introduciremos en la boca sino aquella parte que es absolutamente indispensable para tomar la comida con comodidad y aseo.
  • El pan viene a la mesa en pequeños pedazos o rebanadas; y para ir tomando la parte que hayamos de llevar a la boca, tomaremos el pan con la mano izquierda, y lo dividiremos con la derecha, sin emplear para ello el cuchillo y sin separar jamás la miga de la corteza.

Además, debemos procurar que las migajas que se desprendan después de dividirlo caigan únicamente en el plato.

  • No es de buen tono comer pan, ni beber licor o agua hasta que se ha acabado de tomar la sopa.
  • Abstengámonos severamente de ofrecer a otra persona las comidas que hayan estado en nuestro plato y el cubierto que hayamos ya usado; así como de ofrecer el pan que hemos tenido en nuestras manos, el licor o el agua que hemos probado, el vaso o la copa en que hemos bebido.

Aunque este tipo de actos suelen verse entre parejas, puede resultar incómodo para las demás personas que están presentes.

  • No comamos nunca aceleradamente ni muy despacio: lo primero nos haría aparecer como glotones y lo segundo nos expondría a hacer el deslucido papel de quedar al fin comiendo solos, o a tener que renunciar, para evitar esto, a tomar lo indispensable para satisfacer la necesidad de alimentarnos.
Banquete
Masticar
Saborear
Amistad
Abundancia
Convivio
Fiesta
Paladar
Nutrición
Satisfacción
Momentos
Comunidad
Compartir
Comensales
- (Imagen Ilustrativa Infobae)
Debemos procurar no comer ni muy rápido ni demasiado lento, además de tomar trozos pequeños cuado comamos (Imagen Ilustrativa Infobae)
  • Son actos extraordinariamente impropios y groseros, el olfatear las comidas y bebidas, así como el soplarlas cuando están en un alto grado de calor, y el batir en este mismo caso una bebida, tomando parte de ella en la cuchara y vaciándola desde cierta altura en la taza que la contiene.

Más consideraciones

  • Son también actos groseros: el abrir la boca y hacer ruido al mascar.
  • Sorber con ruido la sopa y los líquidos calientes, en lugar de traerlos a la boca suave y silenciosamente.

Esto no aplica para todas las culturas, en Asia el acto de sorber se considera algo normal, e incluso de buena educación, ya que se interpreta como una forma de felicitar al cocinero o cocinera por el platillo, según la cadena de comida oriental Sushi Itto.

  • Tomar bocados tan grandes que impidan el libre uso de la palabra.
  • Llevar huesos a la boca, por pequeños que sean.
  • Tomar la comida por medio del pan, en lugar de emplear el tenedor o la cuchara.
  • Derramar en el plato las gotas de vino que han quedado en el vaso, para poner en éste el agua que ha de beberse.
  • Hacer muecas o ruido con la boca para limpiar las encías o extraer de la dentadura partículas de comida por medio de la lengua.
  • Si nos desagrada la comida o bebida que ya hemos gustado abstengámonos de hacer la más ligera expresión que refleje nuestro disgusto.

Aunque la comida no resulta de nuestro agrado, demostrarlo abiertamente puede ofender a nuestro anfitrión.

Individuo formalmente vestido desaprueba comida exclusiva en ambiente elegante. Etiqueta culinaria, evento social, detalle expresión. - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Si hay algún platillo que no nos guste debemos guardarnos nuestro desagrado para no ofender al anfistrión (Imagen Ilustrativa Infobae)
  • Pongamos disimuladamente a un lado de nuestro plato, sin contacto con la comida que en él se encuentre, las partículas, huesos de las carnes y los huesos de las frutas que no podamos evitar llevar a la boca, las espinas de los peces, y cualquiera otra cosa que sea imposible hacer pasar al estómago.
  • Jamás bebamos licor o agua, cuando tengamos aún ocupada la boca con alguna comida.
  • Siempre que nos veamos en la forzosa necesidad de toser, estornudar, eructar o sonarnos, procuremos ejecutarlos de manera que menos llame la atención de los demás, volviéndonos siempre a un lado para que no nos queden de frente los platos con comida en tales momentos.
  • No nos sirvamos nunca demasiado de ningún manjar. Aun en la mesa de familia, vale más servirse dos veces, que ofrecer a los demás la desagradable impresión que produce siempre un plato servido con exceso.