La princesa de Gales, Kate Middleton, que se somete actualmente a un tratamiento oncológico preventivo, no podrá retomar todavía su agenda oficial, según ha indicado el palacio de Kensington, su residencia oficial.
La noticia fue dada a conocer durante la presentación de un informe sobre la fundación que respalda y con la que se trata de dar prioridad a la salud mental de los niños menores de cinco años.
Por su parte, un portavoz del palacio de Kensington aclaró a la BBC que “no se espera que la princesa vuelva al trabajo hasta que su equipo médico lo autorice”.
El pasado mes de marzo la esposa del príncipe William reveló a través de un vídeo que se somete a un tratamiento oncológico preventivo después de que los médicos le detectasen células cancerígenas tras una operación abdominal a la que fue sometida el pasado enero.
Desde entonces, no se ha producido ninguna declaración oficial sobre el estado o el tratamiento que sigue la esposa del príncipe Guillermo.
Al igual que Kate, el rey Carlos III se somete a un tratamiento contra el cáncer. La decisión del rey Carlos III de hablar abiertamente sobre su diagnóstico ha ayudado al nuevo monarca a conectarse con el pueblo de Reino Unido y fortaleció a la monarquía en el año transcurrido desde su deslumbrante coronación en la Abadía de Westminster.
Carlos ha utilizado su enfermedad para resaltar la necesidad de un diagnóstico y tratamiento tempranos, mostrando liderazgo en un momento de dificultades personales. Y en el proceso, la gente ha comenzado a verlo como un personaje más de carne y hueso que enfrenta los mismos desafíos que ellos, no sólo como un arquetipo de riqueza y privilegio.
“En última instancia, el gran nivelador es la salud”, dijo Anna Whitelock, profesora de historia de la monarquía en City University de Londres. “Y el hecho es que la familia real, como muchas otras familias, está lidiando con un diagnóstico de cáncer”.
Todavía quedan interrogantes. ¿Puede una monarquía heredada de 1.000 años de antigüedad representar al pueblo del Reino Unido moderno? ¿Cómo abordará la institución las preocupaciones sobre sus vínculos con el imperialismo y la esclavitud? ¿Debería la monarquía ser reemplazada por un jefe de Estado electo?
Por ahora, al menos, esos problemas han quedado de lado en gran medida mientras el rey de 75 años se somete a un tratamiento para un tipo de cáncer no revelado.
(Con información de EFE y AP)