(Enviado especial a Ciudad de México, México) – Claudia Sheinbaum aguardará hasta después de su asunción presidencial -el 1 de octubre- para fijar posición publica frente a la orden ejecutiva firmada por Joe Biden que prohibe el ingreso de migrantes indocumentados a Estados Unidos.
Esta orden ejecutiva prohibe que los migrantes indocumentados tramiten el asilo en la frontera cuando se hayan presentado un promedio de 2.500 solicitudes diarias a lo largo de una semana.
Los totales por día -acorde a la información oficial del Control de Fronteras y Aduana de los Estados Unidos- ya superan esa cifra, y eso implica que la frontera podría cerrarse inmediatamente y que los agentes fronterizos estarían en condiciones de repeler hacia México a los miles de migrantes que pretenden permanecer en territorio estadounidense.
La frontera sólo se reabriría cuando el número de cruces disminuya ostensiblemente. Es decir: un promedio diario de 1.500 solicitudes promedio durante una semana. Si eso ocurriera, los migrantes indocumentados recuperarían su posibilidad de tramitar su asilo legal, recién catorce días después.
La presidenta electa de México no coincide con la iniciativa migratoria de Biden, pero recién exhibirá sus diferencias de criterio cuando suceda a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el Palacio Nacional. Mientras tanto, sostiene Sheinbaum junto a sus principales consejeros, es una responsabilidad institucional de AMLO fijar posición pública en nombre de México.
Sheinbaum entiende que la arquitectura política-jurídica de la orden ejecutiva no resuelve el problema de fondo de la migración indocumentada, y que su principal objetivo es demostrar a los electores independientes que la administración demócrata es consciente de los efectos sociales y económicos que causan los inmigrantes en Estados Unidos.
El último sondeo de Gallup -realizado entre el 1 y el 22 de abril- determinó que para el 27 por ciento de los consultados, la inmigración indocumentada es el principal tema de preocupación en Estados Unidos. La inmigración -acorde a esta encuesta- preocupa más que la economía en general (17 por ciento) y la inflación (13 por ciento).
La presidenta electa de México considera que la solución implica diseñar un programa regional que permita aliviar la economía de los países de América Latina que expulsa a sus propios ciudadanos, y establecer reglas de juego acordadas para los mexicanos que buscan llegar a Estados Unidos con el objetivo de iniciar una nueva etapa en sus vidas.
Desde esta perspectiva, Sheinbaum pretende negociar con la Casa Blanca una herramienta jurídica que no transforme a México en un campo de refugiados, que permita a los mexicanos sin antecedentes legales cruzar la frontera e instalarse en Estados Unidos y que revierta la ola migratoria hacia sus países de origen.
La orden ejecutiva de Biden no contempla ninguna de las previsiones de Sheinbaum. Al contrario, su sentido jurídico estaría en condiciones de profundizar los efectos sociales que la presidenta electa de México intenta evitar hacia adelante.
Acorde a la oficina de Control de Fronteras y Aduana de los Estados Unidos, 735.185 migrantes indocumentados ingresaron a Estados Unidos entre enero y abril de 2024, y ya tramitan su juicio para obtener el asilo formal.
Este número de migrantes caerá en picada en el segundo semestre 2024, como consecuencia de la orden ejecutiva de Biden: justo en el cierre de la campaña presidencial en Estados Unidos y cuando Sheinbaum ya esté en lugar de AMLO.
Aunque Sheinbaum no moverá en público hasta nuevo aviso, su hoja de ruta hacia la asunción presidencial prevé un viaje de sus consejeros de confianza a DC.
Durante mayo, cuando aún era candidata presidencial, envió a asesores de confianza a tomar contacto con funcionarios clave de la administración demócrata y consultores de Donald Trump, y ahora quiere repetir la secuencia a pocos meses de llegar al Palacio Nacional en reemplazo de López Obrador.
La delegación de consejeros de Sheinbaum se reunirá con figuras influyentes que trabajan al lado de Biden, y la presidente electa con esta agenda de transición pretende transmitir en Washington sus dudas sobre la orden ejecutiva y las líneas básicas de su proyecto para contener la ola de migración indocumentada.
En DC aseguraron que los enviados de Sheinbaum serán escuchados con atención, pero que la administración demócrata no se moverá un centímetro de los márgenes jurídicos y políticos establecidos por la orden ejecutiva.
No sería mala voluntad: En la Casa Blanca solo piensan en derrotar a Trump, y el anuncio de Biden sobre migración apunta a ese objetivo electoral. A Sheinbaum sólo le quedaría esperar hasta después del 5 de noviembre, cuando se defina al futuro Presidente de los Estados Unidos.