La edad en la que conviene comprar a los niños su primer celular es una duda frecuente entre los padres (Getty)
La edad en la que conviene comprar a los niños su primer celular es una duda frecuente entre los padres (Getty) (Getty Images/iStockphoto/)

No sabemos con exactitud cuándo sucedió porque fue un proceso rápido pero gradual. Pocas sensaciones de ausencia generan una reacción tan inmediata e impulsiva como cuando perdemos u olvidamos el celular. ¿Cuándo dejó de ser solo un aparato y se volvió indispensable para nuestra vida cotidiana?

Desde el momento en que abrimos los ojos y consultamos la hora hasta que los cerramos para dormir, utilizamos nuestros teléfonos para comunicarnos con seres queridos, trabajar, informarnos, entretenernos y hasta cuidar de nuestra salud. Hacemos trámites, compras en línea, escuchamos música, exploramos la vida de otros y compartimos la nuestra con desconocidos. Pero sobre todo nos acompaña y ocupa cualquier minuto que pueda quedarnos libre. Nuestro fiel amigo, siempre listo para notificarnos como urgente casi cualquier cosa.

Al mismo tiempo se debate si debe prohibirse en las escuelas o se buscan nuevas formas de regular su utilización dentro de la institución educativa. Sin dudas es una gran pregunta y requiere un análisis profundo.

Los niños, niñas y adolescentes cada vez más usan los celulares en edades tempranas, en algunos casos, sin la supervisión de sus madres y padres de familia - crédito Freepik
Los niños, niñas y adolescentes cada vez más usan los celulares en edades tempranas, en algunos casos, sin la supervisión de sus madres y padres de familia – crédito Freepik

Datos que enmarcan un fenómeno global

Veamos algunos datos para encuadrar este fenómeno que estamos viviendo. Según la UIT, Unión Internacional de Telecomunicaciones, el 78% de la población mundial de diez años en adelante tiene un teléfono celular. La penetración de teléfonos móviles en América Latina es una de las más altas del mundo, especialmente entre los jóvenes. Según un informe del INEI publicado en el 2023, el 91,3% de la población de 6 y más años que usa internet accedió a través de un teléfono celular.

¿Es posible crear en las aulas un mundo alejado de esta realidad? Tal vez la pregunta adecuada sería ¿es bueno hacerlo?

Los teléfonos celulares y sus aplicaciones son una fuente de distracción fenomenal y están desarrollados de modo tal que al usuario le resulte muy complejo adueñarse de sus prioridades. Traen también, asociados a su uso, problemáticas como el ciberbullyng, la ludopatía infantojuvenil y otras que requieren ser atendidas.

Al mismo tiempo los teléfonos celulares ofrecen una amplia gama de servicios útiles y posibilidades para enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela y en la vida.

El teléfono móvil presenta desafíos como el ciberbullyng y la ludopatía infantojuvenil. - www.shutterstock.com
El teléfono móvil presenta desafíos como el ciberbullyng y la ludopatía infantojuvenil. – www.shutterstock.com

La existencia y su alcance es un hecho. Las posibilidades y los problemas también. La oportunidad de incorporarlo a la educación como herramienta para facilitar el aprendizaje es muy interesante y la necesidad de regular su uso con criterios pedagógicos resulta imperiosa. Con todos estos elementos, podemos afirmar que la salida no es expulsarlo de la escuela, sino lograr generar propuestas y regulaciones para que su uso sea a favor del aprendizaje. Nada sencillo, pero posible.

Hacia un uso más humano y educativo de la tecnología

Las nuevas generaciones tienen un gran desafío y los adultos debemos ayudar a generar acciones y marcos regulatorios para que su uso sea a favor del desarrollo más humano de nuestras vidas.

En síntesis, tenemos al menos cuatro caminos claves para trabajar:

  1. Incorporar la tecnología y el celular como herramientas a favor de las propuestas educativas en aula.
  2. Regular inteligentemente su uso dentro de las instituciones educativas.
  3. Generar normativas para que los desarrolladores de tecnología tengan mayores exigencias y controles en las propuestas que alcanzan a los menores. Exigir que la tecnología disponga de mejores funciones para que los adultos puedan delimitar de forma inteligente el uso de funciones del celular de los menores.
  4. Fortalecer en la educación formal el trabajo con los estudiantes sobre el uso crítico de la tecnología en la escuela y fuera de ella. Para esto debemos colaborar y acompañar en este gran desafío a los equipos de las escuelas con formación y propuestas específicas.

No podemos tapar el sol con la mano. Tenemos que aprender a humanizar la tecnología a favor del desarrollo de nuestras sociedades.

Rodrigo Kon, director general de Fundación Forge.
Rodrigo Kon, director general de Fundación Forge.