Sudán del Sur ha anunciado este viernes una nueva prórroga de dos años en el periodo de transición abierto tras la firma del acuerdo de paz de 2018 entre el presidente del país, Salva Kiir, y el principal líder rebelde y vicepresidente, Riek Machar.
El ministro del Gabinete de Gobierno sursudanés, Martin Elia Lomuro, ha detallado que la prórroga –que fija los comicios para diciembre de 2026– se produce «en respuesta a las recomendaciones tanto de las instituciones electorales como del sector de seguridad».
En este sentido, ha argumentado que es fundamental «disponer de más tiempo para completar las tareas pendientes antes de las elecciones». «Los meses restantes del actual período de transición se utilizarán para movilizar fondos destinados a la aplicación efectiva del acuerdo de paz revitalizado», ha agregado en un comunicado.
Las autoridades sursudanesas, que han asegurado que el Gobierno seguirá funcionando «como de costumbre», ya prorrogaron en agosto de 2022 el periodo de transición y fijaron como fecha para la celebración de elecciones este mes de diciembre, si bien había mucho escepticismo al respecto dadas las enormes dificultades para concretar una paz total con todos los grupos armados de oposición.
En una entrevista en mayo, el embajador de la Union Europea en Sudán, Timo Olkonnen, se pronunció en contra de cualquier tipo de ampliación y pidió a las autoridades sursudanesas que se ciñeran estrictamente a los términos marcados por el acuerdo de 2018, el principio del fin de una guerra civil de cinco años entre las fuerzas de Kiir y de Machar que dejó casi 400.000 muertos y más de dos millones de desplazados.
El jefe de las operaciones de paz de Naciones Unidas, Jean-Pierre Lacroix, advirtió en marzo de que si las elecciones «no son gestionadas de forma cuidadosa, existe un potencial de violencia con consecuencias desastrosas» para el país africano y la región.
Pese al descenso de la violencia por el conflicto político, el país ha registrado un aumento de los enfrentamientos intercomunitarios, motivados principalmente por el robo de ganado y las disputas entre pastores y agricultores en las zonas más fértiles del país, especialmente a causa del aumento de la desertificación y el desplazamiento de poblaciones.