Mucho más animada y relajada en sus últimos conciertos, todo apuntaba a que María del Monte había pasado página un año después del violento robo que sufrió en su casa de Sevilla. Y a pesar de que no ha sido fácil recuperar la sonrisa, la artista ha confirmado que poco a poco vuelve a ser la misma de siempre este martes en su visita al plató de ‘Y ahora Sonsoles’, donde se estrena como colaboradora esta temporada.

Un nuevo y sorprendente reto que la cantante afronta con «mucha ilusión», como ha confesado a Sonsoles Ónega, y que ha aprovechado para aclarar que los mensajes que ha lanzado en sus últimas actuaciones -como su aplaudida broma sobre el «único reloj que le queda» tras el atraco- no van dirigidos a su sobrino Antonio Tejado: «No tenía nada preparado. Aquello surgió y surgió. Soy una persona irónica a la que le gustan las bromas y, afortunadamente, empiezo a gastarlas de nuevo» ha asegurado, dejando claro que «soy una persona sin dobleces y sin mensajes ocultos». «Sé valorar lo que tengo y a pesar de que me hayan quitado cosas, tengo la más importante que es salud, así que no tengo derecho a quejarme y no estoy dispuesta a regocijarme en mi caño. Al revés» ha reconocido emocionada.

Un regreso por todo lo alto a televisión y unas declaraciones a las que Tejado ha reaccionado con total indiferencia, guardando silencio a las preguntas relacionadas por la recuperación anímica de su tía dejando atrás los duros momentos que vivió tras el robo. Muy serio, el sevillano llegaba a su casa en moto y se limitaba a mirar fijamente a los reporteros sin decir ni una palabra sobre qué le parece que María esté más tranquila y se haya convertido en la nueva colaboradora de ‘Y ahora Sonsoles’.

Antonio tampoco ha querido revelar cómo se encuentra él ni cómo afronta la cuenta atrás para el juicio por el que podría enfrentarse a cinco años de cárcel como presunto autor intelectual del atraco, sin confirmar si su hermetismo se debe a un consejo de su abogado para que sus palabras no le perjudiquen cuando arranque el proceso.