(Jebrail Mosquera Contreras/)
Colombia, uno de los principales receptores de la migración venezolana en América Latina, se enfrenta a un panorama laboral transformado por la masiva llegada de venezolanos que buscan nuevas oportunidades ante la crisis en su país de origen.
Según la plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) , para 2023 aproximadamente 7.710.887 venezolanos abandonaron su país y de estos, 2.896.748 residen en Colombia, lo que representa un aumento importante desde 2014, cuando solamente 23.573 venezolanos habían ingresado al territorio colombiano.
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El crecimiento exponencial de la comunidad venezolana en Colombia sobrepasó el 12.179%, lo que se traduce en múltiples retos para el país en cuanto a la distribución de recursos y la provisión de servicios públicos esenciales como la salud, la educación y otros servicios sociales.
Esta situación ha generado tensiones entre la población colombiana que percibe la presencia venezolana como una amenaza para los recursos disponibles y las oportunidades de empleo, según el informe de impacto fiscal de la migración venezolana en Colombia con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Alcaldía Mayor de Bogotá.
Sin embargo, los datos del mismo informe sugieren que brindar oportunidades a los migrantes venezolanos puede traer beneficios significativos para el desarrollo y crecimiento económico del país. Entre los efectos positivos mencionados se encuentran el bono demográfico, la dinamización del mercado laboral, el intercambio cultural y la disponibilidad de nuevos talentos.
Respecto al panorama laboral de los venezolanos en Colombia, el informe detalla que el 37,36% de la población venezolana en Colombia no está en edad de trabajar. Así mismo, el 62,64% se encuentra en edad laboral, divididos entre económicamente activos e inactivos . Dentro de los económicamente activos, el 77,23% está empleado o busca empleo activamente.
De los venidos en busca de empleo, un notable 95,76% se encuentra efectivamente empleado, con un 26,88% trabajando como empleados dependientes y un 73,12% como trabajadores independientes. La mayor parte de este grupo independiente se dedica a actividades por cuenta propia o dirige sus propias empresas.
En cuanto a los sectores laborales, los venezolanos tienen una presencia relevante en:
- Servicios de alimentos y bebidas : 17,82%.
- Comercio al por menor (excepto vehículos automotores y motocicletas): 15,40%.
- Construcción de edificios : 15,40%.
- Otras actividades de servicios personales : 7,35%.
- Transporte por vía terrestre y por tuberías : 6,44%.
A pesar del importante porcentaje de venezolanos trabajando, la informalidad laboral sigue siendo un reto. Según las cifras, el 28,37% de la fuerza laboral venezolana trabaja de manera formal, mientras que el 71,63% lo hace desde la informalidad. Esto implica que una gran mayoría de estos trabajadores no tiene acceso a contribuciones fiscales o beneficios laborales plenos.
Las diferencias de género también son evidentes. Las mujeres migrantes enfrentan una doble discriminación basada en su género y su estatus migratorio. La tasa de ocupación para las mujeres migrantes entre marzo de 2022 y febrero de 2023 fue 36,1 puntos porcentuales menor que la de los hombres. Esto se traduce en una mayor dependencia económica de un tercero, generalmente su pareja. Por lo general, las mujeres venezolanas ocupan posiciones en el servicio doméstico, la educación o la salud, caracterizadas por menores remuneraciones y escasas garantías laborales.
En términos de contribución fiscal, la migración venezolana tuvo un impacto positivo. Los venezolanos aportan cerca del 2% al recaudo fiscal de Colombia, sumando más de 500 millones de pesos. Esta contribución se deriva principalmente de los impuestos pagados por los migrantes al consumir bienes y servicios y generar ingresos en la economía colombiana.
El aporte de los venezolanos en distintos sectores no sólo mitiga la escasez de mano de obra en áreas claves, sino que también incrementa la diversidad y capacidad de innovación en el mercado laboral colombiano. Empero, aún persisten diversas barreras, entre ellas la alta informalidad laboral y el acceso discriminatorio a oportunidades profesionales, que deben ser abordadas para maximizar el impacto positivo de esta población en Colombia.