El amor, una emoción celebrada en canciones, poesía y literatura, es el tema de una reflexión profunda que invita a cuestionar su verdadera naturaleza. ¿Es realmente esa fuerza que no podemos evitar o es más bien una construcción social y personal?
Una antigua canción de salsa dice: “Hay el amor, cosa tan rara”. Y es que este sentimiento ha sido retratado como una experiencia única y poderosa, pero algunos expertos sugieren que el enamoramiento podría ser simplemente un fenómeno bioquímico con una función clara: la procreación.
Para ampliar y tener una visión mucho más clara, Infobae Perú conversó con el reconocido psicólogo italiano Walter Riso, quien estuvo en la Feria Internacional de Libro 2024 para presentar su última obra “De tanto amarte, me olvidé de mí (Cómo saber si mi pareja es la adecuada)”.
¿Motor y motivo?
Según varios estudios, el enamoramiento, comparado frecuentemente con un virus, dura aproximadamente seis meses y es una base bioquímica destinada a la procreación y la atracción. Se considera una adicción, una respuesta emocional filogenética.
Para Riso, por otro lado, el amor también es una construcción social y personal con una importante dimensión cognitiva. Mientras el enamoramiento es efímero y puramente emocional, el amor se construye y se vive en un plano más consciente.
“El amor, para una gran parte de las personas en todo el mundo, es causa de sufrimiento. A tal nivel que se ha convertido en un problema de salud pública. El 60% de las consultas psicológicas, psiquiátricas y médicas están relacionadas con el amor”, señala el autor de más de un libro dedicado a este tema.
Y es que la idea de que el amor es incondicional y eterno contribuye a una percepción errónea, ya que otras virtudes como la justicia, la valentía y la libertad pueden ser igualmente importantes en diferentes contextos.
Tú eres mi religión
Las creencias individuales y sociales suelen influir en cómo se vive el amor, y esto ha evolucionado a lo largo de la historia, desde los tiempos prehistóricos hasta la posmodernidad. Por ejemplo, en la época de los hippies (en los años sesenta y setenta), el amor se sobrevaloró bajo la consigna de “peace and love”, lo que contribuyó a su mitificación.
“La manera en la que nos han educado también forma parte esencial para entender y vivir el amor. En muchos colegios religiosos, se enseña que es importante dar sin esperar nada a cambio, promoviendo la empatía y el altruismo”, agrega.
Sin embargo, es fundamental distinguir entre el amor universal y el amor personal. Mientras que el amor universal no espera nada a cambio, el amor personal se basa en la reciprocidad y el equilibrio entre lo que se da y se recibe.
“La importancia de la educación, que haga especial énfasis en el amor propio, a la larga, puede ser de gran ayuda para evitar sufrir de manera innecesaria en las relaciones amorosas. Hay que recordar que el amor propio no es lo mismo que la autoestima, que se basa en los logros personales. El amor propio es una aceptación incondicional de uno mismo, similar a los derechos humanos, que son imprescriptibles. Si el amor implica autodestrucción, es necesario replantearse la relación y priorizar el bienestar personal”, aclara Riso.
sEn ese sentido, el psicólogo italiano aclara que el narcisismo, a menudo confundido con el amor propio, es una patología caracterizada por el egocentrismo, la egolatría y el egoísmo. Es importante separar el amor propio del narcisismo y del egoísmo.
“El autointerés no es incompatible con el interés por los demás; cuidarse a uno mismo es fundamental para poder cuidar a los demás, como se evidenció durante la pandemia de COVID-19″, recordó.
Tu lado y el mío
En las relaciones amorosas, es esencial tener un equilibrio entre el espacio personal y el espacio compartido. Tener amigos y actividades individuales fortalece la relación, ya que la confianza y la autonomía son pilares fundamentales. La admiración mutua también es crucial; el amor sin admiración no es sostenible, mientras que la admiración sin amor es posible.
“La rutina es uno de los principales enemigos de las relaciones. La curiosidad, el asombro y el interés son emociones inherentes que deben cultivarse para mantener viva la chispa del amor. La exploración y la creatividad son claves para evitar la monotonía y fortalecer el vínculo afectivo”, indicó.
Y es que las parejas que funcionan bien suelen tener una combinación de enamoramiento, amistad y ternura. La amistad se basa en intereses comunes, sentido del humor y objetivos compartidos. La ternura, por su parte, implica sentir el dolor del otro y alegrarse por sus logros. Estas tres dimensiones son esenciales para una relación saludable y duradera.
Reflexionar sobre las creencias y los comportamientos en el amor puede llevar a un mayor autoconocimiento y a relaciones más saludables.
El escritor reconoce que es fundamental ser honesto y comunicar los sentimientos de manera abierta y respetuosa, evitando la agresión y respetando los derechos humanos. La educación sobre el amor, basada en la realidad y no en mitos, puede prevenir muchos de los sufrimientos asociados con las relaciones amorosas.
¿Dulce condena?
Por último, para Riso el amor no debe ser una fuente de sufrimiento, ya que es una responsabilidad personal decidir estar contento en una relación. Y es que la soledad, en contra de lo que muchos piensan, no es algo negativo; puede ser una elección consciente y saludable.
“La soltería ha dejado de ser vista como una condena y ahora se considera una oportunidad para el desarrollo personal y la expansión del potencial humano”, comentó.
Para evitar errores comunes y a vivir relaciones más plenas es importante leer sobre el amor y comprender su complejidad. “Es crucial diferenciar entre el amor idealizado y el amor verdadero, aceptar las imperfecciones y fomentar la comunicación y el respeto mutuo”, concluyó.
Esa es la verdadera esencia del amor, el equilibrio entre el dar y el recibir, en la capacidad de amar y respetar a uno mismo y al otro.