Bilbao, 21 may (EFE).- El director del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, ha reconocido que «siempre he tenido clavada la espinita» de no haber logrado traer el Guernica de Picasso de manera «temporal para la inauguración del museo» en el año 1997.
«Aquella idea creo que hubiera sido algo extraordinario» en el contexto de la exposición inaugural y «una oportunidad histórica, pero que se frustró por diferentes motivos», ha recordado en comparecencia ante los medios en la que ha hecho una reflexión sobre su trayectoria de 30 años al frente del Guggenheim Bilbao, después de que ayer anunciara que dejará ese cargo.
Después de «más de 200 exposiciones», de haber creado «una colección europea extraordinaria», de que hayan «pasado por aquí las obras de los artistas más importantes del siglo XX y también hasta ahora del siglo XXI», «si me tuviera que quedar con un hito» artístico, sería «lo que supuso para la evolución de este museo el encargo a Richard Serra de «La materia del tiempo», ha reflexionado.
Aquella apuesta por la obra escultórica de enormes dimensiones aportó «un cierto grado de madurez» y «un salto cualitativo» al Museo.
Fue una decisión «ambiciosa» para «dar la posibilidad a que la obra maestra de dos genios, uno de la escultura y otro de la arquitectura, se casasen para la historia: Richard Serra y Frank Gehry», ha sentenciado.
Su momento más duro en estos 30 años como director fue el asesinato del ertzaina José María Aguirre por parte de ETA en la plaza de museo unos días antes de la inauguración y, por contra, el momento más bonito, «creo que ha sido tener la oportunidad, que considero un privilegio, de haber podido participar en un proyecto desde que era una idea, hasta verlo convertido en una realidad», ha afirmado.
Al inicio, ha recordado, tuvo la sensación de haber «sido en este mundo un cierto ‘outsider’, una persona que no formaba parte del mundo del arte y, sin embargo, ahora es ya «el director más veterano de los directores del museos en España».
«Nunca he pretendido ser un experto en el mundo del arte, pero evidentemente después de tantos años, algo se te va quedando, pero siempre he tenido claro que mi función no era definir con mis gustos la línea de la institución», ha afirmado.
Según ha manifestado, «siempre he tenido la inquietud de dedicarme a algo que contribuyera en positivo a mejorar mi país, pero yo no pensaba en un proyecto de esta naturaleza».
En su opinión, el Guggenheim «está viviendo una situación extraordinaria con el año pasado con récord» en visitantes y, por ello, es «el momento idóneo» para afrontar un cambio que aporte «una mirada distinta, más adecuada a los tiempos, más fresca y actual» y «un relevo generacional».
El Patronato del Museo ha puesto en marcha un proceso de selección internacional «abierto, basado en los principios de equidad y con transparencia», que se ha encargado a la empresa alemana Antonia Josten y que se iniciará el próximo 3 de junio para resolverse a mediados del próximo mes de octubre, cuando se conozca al nuevo director general.
Se trata de buscar a alguien con un nivel de cualificación y experiencia profesional «excelente», pero que aún tenga 10 o 15 años de trayectoria laboral, que hable inglés y «sepa euskera», aunque este idioma no será «condición imprescindible» o «excluyente» al valorar la idoneidad de las candidaturas, ha asegurado Vidarte.
El director deberá ejercer, además, como «embajador de la ciudad y del país en el mundo», ha constatado.
«Llevo media vida vinculado al Museo y era también mi responsabilidad iniciar este proceso de transición hacia su nueva etapa», ha dicho Vidarte, que también participará en esa selección y continuará vinculado al Guggenheim como director emérito, con funciones consultivas.
«Es una decisión tomada con la cabeza, pero el corazón me pedía seguir» en el cargo, ha reconocido. Según ha insistido, ha sido una «decisión muy pensada» desde que el Museo hizo su vigésimo aniversario en 2017, «y creo que es lo mejor para el Museo», ha añadido, «profundamente agradecido» a su equipo y a quienes confiaron en él.
Además, ha opinado que el apoyo a una posible ampliación del Guggenheim en la comarca del Urdaibai, «no creo que sea una cuestión determinante a la persona» que dirija el Museo. A su entender, sería «estratégico» para el Museo pero aún no hay un «consenso institucional» para su desarrollo». EFE
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