Hace 16 años, Pixar lanzó WALL-E, una pieza cinematográfica que se ha convertido en un referente del cine animado. La película no solo destacó por su conmovedora historia sobre un futuro distópico donde los seres humanos han sido domados por la tecnología, sino también por todos los secretos detrás de su creativa y desafiante producción.
¿Qué tiene que ver el pequeño robot con desastres de la talla de Chernóbil o con actuaciones de íconos del cine como Charlie Chaplin? A continuación, se recopilan varias de las curiosidades más llamativas del largometraje de Disney, desde el titánico trabajo que hubo detrás de su creación hasta las continuaciones que ampliaron el universo de este entrañable personaje.
Inspiración en los desastres de Chernóbil y Sofía
Para crear el mundo arruinado de WALL-E, los artistas de Pixar encontraron inspiración en la zona oriental de Europa. A fin de imaginar y plasmar el decadente estado del planeta Tierra que se aprecia en el film, los encargados del dibujado se centraron en Chernóbil, lugar asolado por la famosa catástrofe nuclear de 1986, y en la ciudad de Sofía, capital de Bulgaria afectada por la gran acumulación de basura.
Esta elección fue influenciada en gran medida por el director de arte, Anthony Christov, quien es oriundo de Bulgaria y tenía un conocimiento profundo de las dificultades que enfrentaba su país en la gestión de residuos. Asimismo, el encargado del diseño de producción, Ralph Eggleston, decidió blanquear los colores blancos en la Tierra para hacer que WALL-E se sintiera vulnerable y exponer la vastedad del paisaje.
La producción se destacó como una de las más complejas de Pixar desde Monsters, Inc. debido al mundo detallado y la historia intrincada que necesitaban transmitir. Mientras que la mayoría de las películas de Pixar requieren hasta 75,000 guiones gráficos, el film requirió nada menos que 125,000.
Asimismo, los diseños de WALL-E y EVA en la película involucraron una investigación profunda. Para WALL-E, el director Andrew Stanton buscó una forma similar a una caja y terminó basándose en compactadores de basura y tanques de guerra para el cuerpo; sus ojos se inspiraron en binoculares; y su estructura en una impresora de inyección.
Por otro lado, EVA fue concebida como una máquina avanzada. Stanton solicitó la ayuda de Jonathan Ive, diseñador del iPod, para revisar los esbozos. Los ojos de la robot se basaron en el juguete Lite-Brite, con limitadas expresiones emocionales, y su diseño inspiró comparaciones con criaturas submarinas debido a su forma flotante de moverse.
Además, Auto, el personaje robótico que termina siendo el villano principal en la nave a la que llegan WALL-E y EVA, rinde homenaje al HAL 9000. Este último es el enigmático y aterrador robot que aparece en 2001: Odiseas del espacio, y fue diseñado para parecer amenazante como “una araña colgada de los techos”.
Otro detalle importante en el diseño fue la elección y la no inclusión de ciertos colores. Eggleston trató de evitar usar amarillos y verdes para que el pequeño robot protagonista, que fue pintado de amarillo para emular un tractor, no se confundiera con el entorno desértico de la Tierra. Esta elección también ayudó a destacar la planta que EVA estaba buscando, haciéndola más prominente en medio del paisaje abandonado.
Eggleston quiso que la iluminación del primer acto, situado en la Tierra, tuviera un tono romántico, mientras que la iluminación del segundo acto, ubicado en la nave Axiom, fuese fría y estéril. Luego, durante el tercer acto, ambas iluminaciones se conjugan para crear una atmósfera única.
Charles Chaplin y Buster Keaton, dos héroes obligatorios
Al momento de dar vida a un personaje como WALL-E, el equipo de Pixar se vio con un inmenso reto por delante: tenían que lograr que la audiencia empatizara con el robot sin hacer que este hablara. Eso implicó aprender a mostrar las diversas emociones del protagonista —alegría, enojo, tristeza, etc— únicamente mediante los movimientos.
Por esta razón, los creadores de la cinta dedicaron una considerable cantidad de tiempo a estudiar el trabajo de dos maestros de la gesticulación en el cine: Buster Keaton y Charles Chaplin. A la hora del almuerzo, todos debían acudir a la sala de proyección para ver los clásicos de estos legendarios artistas y aprender el arte de mostrar la emoción sin diálogo.
Para animar a sus robots, el equipo de historia y animación del film visionó una película de Keaton y una de Chaplin cada día durante casi un año, y ocasionalmente proyectaban alguna película de Harold Lloyd. A través de este exhaustivo estudio, los realizadores se percataron de que todas las emociones podían ser transmitidas de manera silenciosa.
Andrew Stanton, el director, mencionó cómo la “gran cara de piedra” de Keaton les proporcionó la perseverancia necesaria para animar un personaje cuya expresión no cambiaba. Esa última característica es la que tiene WALL-E impresa en los ojos, que no cambian salvo de posición a lo largo de todo el film.
Stanton, al revisar estas películas, llegó a la conclusión de que los cineastas, desde la aparición del sonido en el cine, dependían excesivamente de los diálogos para transmitir la información. Esta perspectiva influyó profundamente en la producción de WALL-E, permitiendo que la película se sostuviera sobre dos cosas: una narrativa visual potente y una animación detallada.
El equipo también se inspiró en otros clásicos del cine para perfeccionar su arte. Los realizadores vieron películas como 2001: Odisea del espacio (1968), El corcel negro (1979) y Never Cry Wolf (1983), ya que también utilizaban el sonido de manera efectiva sin depender en gran medida de los diálogos.
Una proeza del sonido para Pixar y Disney
El sonido en WALL-E representó otro desafío durante la post-producción, pero evocó a desatar una gran creatividad en la sala de Foley por parte de todos los miembros del equipo sonoro. Por ejemplo, los ruidos de la cucaracha provinieron de sonidos acelerados de mapaches, y el contacto de los insectos con el suelo fue creado con el cierre de esposas.
De igual manera, el encanto de la película residió en sus sonidos robóticos y electrónicos, creados por el dos veces ganador del Oscar por Mejores efectos sonoros, Ben Burtt. Considerado por muchos como el padre del diseño de sonido moderno, inició su carrera en los años 70 con Star Wars.
Dado que uno de los objetivos de los creadores de WALL-E era rendir homenaje a R2-D2, uno de los robots más famosos en la historia del cine, Burtt fue la elección perfecta para asumir el papel de crear los sonidos del droide astromecánico.
A pesar de los avances tecnológicos en diseño de sonido, Burtt sigue empleando técnicas tradicionales. Le gusta recoger sonidos de la naturaleza para usarlos en sus producciones. En WALL-E, el sonido del viento en la Tierra incluyó grabaciones de las cataratas del Niágara. Según Burtt, “cuando utilizas sonidos recogidos del mundo exterior y los introduces en una película de ciencia ficción, consigues la credibilidad de esos sonidos para vender al público la realidad de lo que en realidad es un mundo fantástico”.
Además de los sonidos naturales, también se utilizaron voces reales para la electrónica de la película. La voz de WALL-E en la versión original en inglés es la de Burtt, procesada por computadora. EVA, por su parte, fue doblada por Elissa Knight, una empleada de Pixar, cuya voz también fue procesada digitalmente.
El trabajo de Burtt en “WALL-E” fue monumental. Creó 2.400 archivos de audio para la animación, superando ampliamente la cantidad de sonidos creados para otras franquicias famosas como la trilogía original de Star Wars o las primeras películas de Indiana Jones. Para dar una idea de la magnitud de este proyecto, solo para Star Wars Episodio IV: Una Nueva Esperanza se crearon alrededor de 800 archivos de audio.
La expansión del universo de WALL-E
WALL-E ya es definitivamente un clásico de Disney-Pixar. A pesar de su claro éxito —521 millones de dólares recaudados a nivel mundial con 180 millones de presupuesto— en 2016, el productor Jim Morris indicó que el estudio no tenía planes para una secuela, ya que consideraban que la historia estaba completa y no necesitaba continuación. Sin embargo, eso no significa que las aventuras del adorable robot hayan llegado completamente a su fin.
Siguiendo la tradición de Pixar, la película fue presentada en cines junto con un cortometraje titulado Presto, pero hay otro corto que también acompañó al film el mismo año de su lanzamiento. Se trata de Burn-E, una historia de 8 minutos que presenta a un robot soldador creado para mantener los sistemas de la nave Axiom. Desafortunadamente, las travesuras de WALL-E y EVA complican su trabajo y lo fuerzan a tomar medidas.
Las aventuras de WALL-E no se detienen ahí, ya que 11 años más tarde, en 2019, Pixar lanzó una serie de cortos titulada Pixar en la Vida Real, donde WALL-E es el protagonista de varios episodios. En estos, ciudadanos de Nueva York son sorprendidos por la aparición de personajes o referencias de Pixar. En el caso de WALL-E, el robot explora las calles de una de las ciudades más transitadas del mundo provocando varias reacciones.
Todas estas historias están disponibles en Disney+ y aunque no son una secuela oficial, pueden ser considerados como una especie de continuación para seguir explorando el mundo de la película original.